Abogada

En este asunto de la guerra ya he tenido ocasión de pronunciarme, y pensé dejar reposado durante un tiempo el afán de la escritura como medio para manifestar mi pensamiento en este tema tan escabroso. Pero las noticias se suceden y no puedo por menos que hacer alguna apostilla al respecto.

Es el famoso auto de procesamiento del juez Garzón hacia la persona de Bin Laden el que me lleva a reflexionar. Con todos mis respetos, ¿acaso necesitábamos un auto de procesamiento de más de 700 folios para encausar en esta terrible causa del 11 S y otras tantas a este señor de barba larga vestido con traje de camuflaje, ubicado en las montañas de no sabemos dónde con metralleta en mano y hablando no sabemos qué idioma o dialecto, que es interpretado por los servicios de inteligencia americanos?

El esfuerzo que imagino habrá costado redactar esos más de 700 folios, ¿no podría haberse invertido para encausar a personas más tangibles? No lo sé, puedo estar equivocada, pero la realidad de los últimos dos años me indica que es de todo punto complicado imaginar la captura de este procesado, junto a la del Mulah Omar, o al mismísimo Sadam Hussein, pues respecto del primero y el segundo, pruebas contundentes de su realidad existencial no parecen deducirse.

A veces incluso tengo la sensación de que no es sino una realidad virtual. La calidad de la foto que ha dado la vuelta al mundo de la figura del Mulah, sinceramente, hace que cualquiera, un poco tuerto, con cara de pelín maligno y con vestimenta muy oscura pudiera ser señalado con el dedo.

Y por más que intento un tono de humor al tratar estos temas de por sí ya escabrosos, se me ponen los pelos como escarpias con sólo pensar lo que los jefes del universo están maquinando en pro de una guerra, con unos responsables directos desaparecidos, y millares de cadáveres bajo tierra.

Si de verdad se considera que con esta actuación judicial el problema va a paliarse, cuanto menos para que la supuesta detención del procesado fuera legítima y ajustada a derecho, todo es correcto. Ahora bien, no creo que el jefe del mundo necesite actuación judicial alguna para cortar la cabeza si fuera menester del personaje del vídeo.

Pero siguiendo la línea del estudio y elaboración de los autos de procesamiento, podría pensarse también en otros individuos, acaso menos virtuales, y sí más presentes en la barbarie internacional, que sin embargo se encuentran en la escena política como mandatarios más, sin dejar de hacer relaciones exteriores derivadas de su propio ministerio, a través de la bomba y el puro exterminio, el mismo que padecieron ellos durante la segunda guerra mundial. Sin olvidar tampoco al dictador que ejerce funciones similares en la isla de Cuba.

Tampoco queda claro que el exterminador nazi se suicidara por lo que, llegado el caso, una nueva resolución judicial contra Hitler reabriría la actuación genocida más brutal de la historia contemporánea y podría ayudar a su detención.