Escritor

Un año más, Fitur. Un año más, un día tras otro, España desfila con sus mejores galas del esperpento nacional, como ya hiciera en épocas pasadas en la Feria del Campo, donde el gobernador militar de la plaza y el civil se empercudían a modo, acompañados de una caterva de borrachos, de Educación y Descanso, donde ni se descansaba ni se educaba a nadie, sino todo lo contrario, se la maleducaba y de ahí viene esta Fitur donde los ayuntamientos muestran lo peor de sí mismos, y donde corre el vino y los langostinos como si se tratara del día de la entrada de los nacionales. No digamos la llamada Expo de Sevilla, donde antes de ir más de uno se tuvo que hacer la fimosis para dar abasto a tanta secretaria en busca de un autor. En Fitur ahora todo eso corregido y aumentado, y directores generales desconocidos, y alcaldes pitopáusicos durante unos días generan unas secreciones internas, que alguno cree tener la regla y es solamente una alarma. Pero lo cierto es que el personal sufre como una transformación genética donde las células madres se rehacen todos los años, y de Badajoz mandamos a cuatro mamarrachos donde uno siempre hace la mariquita. Porque en definitiva lo que se expone y lo que se vende es lo peor de lo peor, comenzando por los que están allí todo el día comiendo y bebiendo a costa del presupuesto provocándote para que te vengas a mear la borrachera a las plazas de España de toda la geografía.

Si alguien tenía alguna duda sobre Fitur procure abandonarla de inmediato si era referida a exponer lo mejor de cada uno. Pensar que España se deshace políticamente por una parte, deséchenlo, porque para eso está Fitur, donde no creo que aparezca ni Carod Rovira ni Josu Ternera. España es como es y Badajoz por supuesto, y ahí está esa primera página de ´Hoy´, donde nuestro gran atractivo como ciudad es una comparsa y la llamada Al Mossassa.

Y después está la cantidad de parados para llenar esa feria donde todos chupan del presupuesto.

La losa del Valle de los Caídos duerme su mejor sueño, recordando gobernadores militares, civiles y prelados, lanzando estos agua bendita de Merlot.