WCwasi una semana después del altercado que el jueves concluyó con la suspensión del Pleno de la Asamblea de Extremadura y la expulsión de dos diputados del PP, la tensión política no cesa de subir. Ayer se produjo una iniciativa que se encaminaba a tratar de reconducir las cosas y de enfriar la dinámica del desencuentro: así hay que interpretar la carta remitida por el presidente del Parlamento, Federico Suárez , a los presidentes de los tres grupos parlamentarios, como máximos responsables de los mismos, para reunirse hoy. El presidente del grupo parlamentario popular, Carlos Floriano , rehusó participar en la reunión alegando que tenía asuntos de agenda que no podía modificar, ante lo cual Suárez ha cambiado la fecha del encuentro al lunes para asegurarse la presencia del jefe de la oposición. Se equivoca Floriano. Después de lo que ha llovido desde el jueves, del momento difícil que vive la cámara, que no responda con prontitud a la invitación del presidente de la misma --¿hay algo más urgente hoy que desatascar la situación de la Asamblea?-- es un error. Si además, como hizo ayer, sus manifestaciones las trufa de insultos, no es difícil llegar a dudar de si el PP quiere que la política vuelva al cauce de la discusión o desea mantener la bronca.