El sistema educativo extremeño ofrecerá a partir del próximo curso 950 plazas de Formación Profesional de grado medio y superior relacionadas con las energías renovables. Con independencia de que al PP le parezca que llegan tarde --su portavoz, César Díez Solís, afirma que esos contenidos académicos podían haberse implantado en 1995--, es de celebrar la flexibilidad de la Formación Profesional para adaptar títulos a partir de otros anteriores, y de adaptarse a las necesidades del mercado laboral. Una característica esta de la flexibilidad que no tiene la universidad, a pesar de que la adaptación de su oferta formativa a la realidad social es garantía de supervivencia y de servicio público.

Las titulaciones aprobadas responden, por un lado, a la demanda de un sector productivo que en Extremadura tiene un buen presente y se le augura un buen porvenir, y por otro lado han nacido del acuerdo entre la administración regional y las organizaciones sindicales y empresariales. Nacen para conciliar la oferta y la demanda, que si no es garantía de creación de empleo al menos es condición indispensable para que se produzca.