TEtl ministro Caldera ha logrado concitar la unanimidad contra su reforma laboral. No le gusta a los sindicatos y tampoco a la patronal. La CEOE incluso ve muy difícil, casi imposible, llegar a un acuerdo en los términos que plantea Trabajo. No puede extrañar que en algunos puntos el documento contenga medidas que más o menos agraden a unos u otros. Pero, está claro que el conjunto es un fracaso y que la necesaria reforma del mercado laboral español se va a demorar más de lo que sería razonable. De hecho, la reforma del mercado de trabajo era uno de los objetivos del famoso e inútil Plan de Productividad que hace ya meses presentaron y aprobaron con la bendición de Sebastián y su numeroso equipo. Era una de las patas para que la economía española ganara competitividad y productividad. Ha pasado año y medio de Gobierno, y estamos donde estábamos. El problema es que si no hay reforma laboral, ni impositiva, ni mejoran la productividad y la competitividad, y encima empeora la inflación y el déficit exterior, la buena racha de la economía se puede truncar. A veces es mejor no hacer nada, no tomar medidas, sobre todo si van a la contra, pero en este momento harían falta medidas contundentes y solventes que dieran un impulso a la evolución económica. Existe además en el horizonte el nubarrón del precio del petróleo, su impacto en los precios y la más que probable subida del precio del dinero. No sé cómo el vicepresidente Solbes anda tan tranquilo, al menos, aparentemente. Todo esto sin contar lo que pueda traer de malo el Estatuto catalán. Ya nadie duda de que los efectos sobre la economía serán muy negativos. El propio Solbes lo ha dicho a pesar de criticar al gobernador del Banco de España por decir lo mismo. También Fidalgo , secretario general de CCOO, ha mostrado su honda preocupación y no sólo porque pueda romperse la caja única de la Seguridad Social. En fin, que entre huelgas, malestares, miedo al futuro, las cosas pueden cambiar a peor antes de lo que podía pensarse. Ya sabe todo el mundo que la tranquilidad, la confianza, el sosiego jurídico y tributario son armas imprescindibles para el mundo empresarial. Y ya las encuestas a futuro comienzan a detectar que éste se ve peor que hace unos meses.

*Periodista