El pesimismo planeaba en los días previos a la Cumbre Mundial de Naciones Unidas. Muchos se temían que el encuentro no ofreciera ningún resultado. Y, excepto, el compromiso de todos los países a proteger a las víctimas civiles atrapadas en medio de los conflictos, el fracaso se ha hecho realidad.

Los líderes internacionales no sólo han sido incapaces de impulsar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aprobados por aclamación en 2000, sino que ni siquiera se han atrevido a reconocer su falta de avances en los últimos cinco años ni han querido establecer medidas para cumplirlos en la próxima década. De hecho, en temas como la ayuda al desarrollo y el comercio internacional se ha dado un paso atrás. Por eso hay que recibir con reticencias el anuncio del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, de que está dispuesto a eliminar las ayudas ilegales a sus agricultores, que impiden a millones de personas en los países en desarrollo salir de la pobreza.

Aunque es un reconocimiento implícito de que el comercio es una herramienta para erradicar la pobreza, tal y como defendemos en la campaña del Intermón Oxfam Comercio con Justicia , o malo es que en la práctica no ha dado un solo paso para cumplir con sus palabras. Faltan menos de tres meses para que culmine la Ronda de Desarrollo de Doha, en la próxima Cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Hong Kong, y allí tendrán una nueva oportunidad para demostrar su compromiso en la lucha contra la pobreza. Veremos si vuelven a dejar pasar esa oportunidad. ANTONIO VACA ALONSO. Cáceres