WEwl equipo español de atletismo ha cosechado un pobre resultado en los Mundiales que concluyeron ayer en Helsinki. Dos medallas, logradas ambas en la prueba de 20 kilómetros marcha, y 10 finalistas (es decir, entre los ocho mejores) constituyen un mal saldo para los atletas españoles en comparación con el resultado de París-2003, donde se lograron 5 medallas.

Los deportistas españoles no han estado en Helsinki, salvo contadas excepciones, en sus mejores marcas. Han culpado de ello al frío y a la lluvia que han estropeado en parte estos Mundiales.

Pero las causas pueden ser más profundas. El despegue del atletismo español, que tiene como fecha de partida los Juegos de Barcelona de 1992, parece dar síntomas de agotamiento. Y sobre esto debería abrirse una profunda reflexión entre las autoridades deportivas.

Es cierto, no obstante, que las medallas en unos campeonatos mundiales son cada vez más difíciles de conseguir. Cuando los americanos dominan las pruebas de velocidad y los africanos imponen su ley en las de fondo, quedan muy pocos resquicios para los atletas europeos. Pero, medallas aparte, los atletas españoles han tenido un rendimiento decepcionante en todas las especialidades.