La decisión, anunciada el pasado miércoles por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, de que su país vuelve a la estructura militar integrada de la OTAN, abandonada por Charles de Gaulle hace 43 años, culmina un proceso de acercamiento que se venía produciendo al menos desde la década de los 90, tras la caída del muro de Berlín y el final de la política de bloques. Ese conflicto de bloques fue la razón que llevó al general a salir de un organismo dominado por Estados Unidos que obligaba a Francia a un atlantismo excesivo para las pretensiones gaullistas de una tercera vía.

Tiene razón Sarkozy cuando dice que los tiempos han cambiado, que las amenazas son otras y, sobre todo, cuando denuncia la incoherencia de que Francia tiene soldados en las misiones de la OTAN pero no generales en el mando integrado. Francia es el cuarto contribuyente en fondos y en tropas a la organización del Atlántico Norte y sus soldados han participado en las misiones de Bosnia, Kosovo y Afganistán. Para ganar fuerza e influencia, Francia, según el razonamiento de Sarkozy, debe culminar el proceso de acercamiento.

Esta lógica irreprochable ha despertado, sin embargo, una considerable oposición en un país encantado de cultivar lo que se llaman las "excepciones francesas", tanto da si son en el cine, en las relaciones laborales o en la OTAN. Tres exprimeros ministros, el socialista Lionel Jospin y los neogaullistas Alain Juppé y Dominique de Villepin, han rechazado la reintegración, así como el centrista François Bayrou y toda la izquierda. En este coro opositor hay mucho de oportunismo, ya que Jacques Chirac, el mentor de Juppé y Villepin, intentó en 1995 en regreso, Bayrou no tiene nada de gaullista y François Mitterrand criticó en su momento (1966) la salida de la estructura militar.

Otro de los argumentos de Sarkozy para justificar la vuelta al núcleo duro de la OTAN, el refuerzo de la Europa de la defensa, es mucho más débil. No está nada claro que la defensa europea, que deberá estar inevitablemente ligada a una Alianza Atlántica distinta, avance con la entrada de Francia. Lo cierto es que no progresa ni de una manera ni de otra desde el acuerdo de Saint-Mal´, firmado por Francia y Gran Bretaña en 1998. Veintiuno de los 26 miembros de la OTAN son europeos, pero Europa no ha conseguido ni poner los cimientos de un pilar europeo de la Alianza. EEUU tiene parte de culpa, pero también Europa. ¿Con Obama será más fácil Sarkozy confía en eso, pero habrá que verlo.