TTtoda frontera ha sido históricamente una barrera, lugar de luchas e incomprensiones. Tantas veces fuente de desgracias, que dejó a los territorios colindantes en manos del atraso. Sin embargo, con el tiempo se liman asperezas, se curan las heridas, nos vienen nuevos aires y entonces las fronteras pasan a ser lugares que guardan inestimables tesoros que entre todos debemos rescatar.

Sí, una frontera, por lo que de enfrentamientos militares ha supuesto, encierra generalmente un fuerte legado de arquitectura defensiva militar. De castillos, baluartes, fortines, torres, que constituyen un patrimonio inigualable. Pero también, por la necesidad de ingeniarse la supervivencia, es fuente de recursos económicos artesanales, de labores clandestinas de intercambio básico; de penares y pesares que han enriquecido el patrimonio de cantares y leyendas de una originalidad extraordinaria.

Nosotros, los extremeños, tenemos, en éste y más sentidos, una enorme frontera con Portugal. Debemos profundizar en su conocimiento, puesta en valor y consideración como patrimonio nuestro y de la humanidad. Agentes políticos, culturales, empresariales de uno y otro lado han de impulsar el estudio, la difusión y la puesta en valor de este legado, que será lanzadera de nuestro desarrollo compartido.

*Historiador y concejal socialistaen el Ayuntamiento de Badajoz