Vara casi lo tiene. Le falta una pizca, pero se puede decir que ya casi lo roza con los dedos. Después de la cara de descolocado que se le quedó en diciembre cuando Monago le hizo la envolvente y se alió con Podemos para tumbarle las cuentas con el único propósito de dejarlo sin novio y sin presupuesto, ahora sonríe cuando ve a populares y podemistas echados de pelear a ver quién se hace con un asiento de la mesa de negociación del Gobierno. Ya es un secreto a voces: Extremadura tendrá nuevos presupuestos este 2016 y, lo mejor, negociados con la oposición.

El gobierno socialista se ha sentado a parlamentar con PP, Podemos y Ciudadanos y ya se atreve a decir que el día 16 de febrero presentará las cuentas en el Parlamento, todo ello seguido de los populares señalando públicamente que lo más seguro es que haya "fumata blanca" si no hay subida de impuestos como parece, y de la formación morada añadiendo que había pedido una subida de 250 millones, pero que si lo deja en 100 se conforma. El apoyo de Ciudadanos, por su parte, parece asegurado pues su única diputada asegura que le han admitido ya el 90% de sus propuestas.

EL PRESIDENTE ha reconocido el error que cometió en diciembre presentando en la Asamblea las cuentas en solitario cuando dio por hecho que el PP y Podemos nunca se iban a poner de acuerdo al estar el uno y el otro en las Antípodas ideológicas. Pero más que reconocerlo ha aprendido la lección rectificando de plano su estrategia. Y es que si hasta ese momento Podemos era su 'socio preferente', ese con el que alcanzó un acuerdo de investidura, y el PP su enemigo público número uno, ese al que nunca más le iba a poner la otra mejilla, a partir de ahora todos se colocan al mismo nivel, no sea que su único agarre le dé por negarle el saludo y directamente se quede colgado de la brocha y sin escalera con todas las cosas importantes que tienen que salir adelante en un Parlamento exento de mayorías.

Sin embargo, la jugada a 2 o 3 bandas no parece gustarle a Podemos. El partido liderado en Extremadura por Alvaro Jaén quiere exclusividad, algo que, por el contrario, no parece incomodar al PP. Los podemistas no se quieren ver en una foto con la derecha ni por asomo, no digamos ya dándose la mano. De ahí que exija como su homólogo en Madrid a Pedro Sánchez, conmigo sólo o sin mí, pero Vara y su consejera del ramo parecen hacer caso omiso al requerimiento. Su entendimiento con los de Monago les ha traído un poso de tranquilidad hasta el punto de permitirse el lujo de rechazar presiones de quienes presumen de indicar el camino correcto de la izquierda.

El PSOE parece haberse dado cuenta de que yendo de la mano del PP es malo, pero arrimándose al Podemos puede resultar peor. Y es que con independencia de las cuentas, la responsabilidad y la buena marcha de la región, la imagen que pueda trascender a la ciudadanía también es importante. Si abrazar a la derecha podría ser muy malinterpretado, coaligarse con Podemos no le beneficiaría en absoluto. La nueva formación pesca en el mismo caladero de votos y la diferencia debe existir ante todo. Mejor situarse entre ambos y arrojar una posición de centralidad donde un gobierno socialista no esta por supuesto con la derecha, pero tampoco con la izquierda radical.

Al PP, por su parte, no le viene mal el hipotético acuerdo. Los populares se saldrían con la suya de no subir los impuestos. Pero, además, llevan casi ocho meses sin encontrar su sitio después de perder las elecciones y situarlos el Gobierno fuera de su foco de acción. Volver al tablero de juego y asegurar inversiones vitales para las plazas donde gobiernan recoloca su estrategia. La decisión interna está tomada, sólo falta ajustar las cifras.

Podemos es quien debe decidir aún si le interesa subirse al barco en el que, de pronto, hay más pasajeros de la cuenta. Sus seis diputados son relevantes si el gobierno los precisa, pero si éste halla otro interlocutor con 28 escaños pueden resultar prescindibles. A ellos corresponde ahora medir muy bien sus fuerzas.