WEwl presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero , se sometió el miércoles por primera vez a una sesión de control en el Senado. Es un paso más para rescatar a la Cámara Alta de la irrelevancia y convertirla en el auténtico foro del debate territorial. Este objetivo se alcanzará con gestos de gran valor simbólico, como la celebración en el Senado de la conferencia de presidentes autonómicos, pero no será completo hasta una nueva definición de la composición y las funciones de la Cámara, que requiere la reforma constitucional.

La comparecencia de Rodríguez Zapatero sirvió para recordar las abismales diferencias sobre el concepto de nación y, por extensión, sobre el modelo territorial entre socialistas y populares. La afirmación del PP de que quienes utilizan el término "nación" para definir una comunidad --en alusión a la reforma del Estatuto de Cataluña-- buscan "destruir" el Estado es un mal inicio del debate. Muestra el uniformismo partidista y cerrado que Zapatero calificó acertadamente de "fundamentalismo", a partir del cual nunca sería posible que los pueblos de España se acomodaran con convicción a una estructura territorial concebida con altura política.