Muchas veces me pregunto por qué el fútbol tiene un poder de seducción tan magnético sobre el mundo. Qué lo hace tan atrayente. Qué vemos en ese juego, que podría ser sólo de niños, para que a muchos humanos haga perder la cabeza, el corazón, el dinero, el tiempo; y a algunos incluso la compostura y la razón. Ya no nos sorprende ver en televisión batallas campales entre hinchas de equipos, que por un quítame esas pajas, se prometen odio súbito garantizado hasta la eternidad y con agresión física mutua hasta acabar con la remesa de mamporros guardados en la recámara de sus reducidos cerebros.

Pero para ser justo, por otro lado hay que reconocer que los brutos son los menos y los casos de violencia excepcionales, y que al fútbol también se le puede otorgar un poder de pacífica convocatoria en las que miles de personas disfrutan siguiendo las idas y venidas del esférico entre las piernas de los jugadores.

Por lo que a mí respecta, no tengo pasión por el fútbol y reconozco no ser un entendido, aunque veo algunos partidos al año. Eso sí, siempre en un bar, y a poder ser en compañía de algún amigo. Los bares también son lugares donde miles de personas desahogan su efusión como lo harían en un estadio.

Los clientes-aficionados toman sitio, piden su copa y pegan sus ojos a la pantalla del televisor cuando empieza el espectáculo. Entonces al espectáculo del fútbol se une otro espectáculo: el que ofrecen algunos clientes-aficionados con sus ocurrentes y cómicos comentarios, sus cabreos, sus insultos a los árbitros y a los jugadores del equipo contrario, sus discrepancias con respecto a la comisión de un penalti o una falta. Sacan al entrenador que todos llevan dentro y opinan, algunos sentando cátedra, otros asentados en su desaliento, sobre qué jugador debería ser sustituido o qué debería hacer el míster de su equipo. En fin, que el bar se convierte en un mini estadio que, curiosamente, también se queda vacío cuando termina el encuentro. Reconozco que a veces me divierto más con los clientes-aficionados que con el propio fútbol.