Algunos se escandalizan, pero en realidad su cambio no ha sido tal, sigue siendo de lo más coherente consigo mismo. Un conocido futbolista, hoy entrenador, se ha hecho notar estos días por desafiar a la federación de fútbol en Inglaterra al llevar durante los partidos un lazo de apoyo a un paisano encarcelado por haber organizado un golpe de Estado contra la mayoría de sus conciudadanos. Es el mismo, --y por las mismas poderosas razones, millones de euros--, que desde hace muchos años defiende también a los dirigentes de otra región, porque, argumenta Guardiola, «Cada país decide por sí mismo cómo quiere vivir». Se trata nada menos que de los Emiratos Árabes Unidos, monarquía absoluta en la que cada uno de sus siete señores feudales ejerce por turno el mando, a estilo medieval, sin respetar los derechos humanos, siendo agresores, con Arabia Saudí, del Yemen, etcétera.

No cabe, pues. más coherente defensa de la libertad... de los de arriba, que la de este futbolista, entrenador y demagogo, siempre que esto pueda suponer unos aún mayores ingresos, Ni pueda hacer así más honor --etimológico-- a su apellido. Porque «Guardiola», en catalán, es la palabra que significa la hucha para guardar los dineros.