Si, en un principio nos temíamos lo peor, cada momento que pasa vamos conociendo los datos que han provocado la magnitud del terremoto que ha golpeado el país más pobre del hemisferio occidental y con mayor población. Organizaciones católicas como Cáritas, Manos Unidas y Ayuda a la Iglesia Necesitada entre otras, están haciendo un continuo esfuerzo en el llamamiento a la solidaridad.

El Papa salió en los primeros momentos a pedir "que no falte a estos hermanos que viven un momento de necesidad y de dolor, nuestra concreta solidaridad, y la ayuda efectiva de la Comunidad Internacional".

Ante catástrofes como ésta y otras, las personas son solidarias, y ya han empezado a llegar ayudas. Pero, aunque Haití reciba ayudas ahora, no conseguirá salir del pozo de la miseria si no nos comprometemos a la reconstrucción de ese pueblo que tan larga historia de sufrimiento viene arrastrando.

Yo he visto poco, pero ya he leído en algunos foros el ofrecimiento de arquitectos, ingenieros, profesores, enfermeras- que dicen están en paro y se ofrecen a ayudar.

Pero que esa ayuda no se quede en los tiempos que duren las noticias de los informativos y luego nos olvidemos para siempre, como suele ocurrir. Se necesita un compromiso gratuito en la formación de grupos humanos y la reconstrucción material de Haití. Porque el terremoto nadie lo puede evitar, pero que la construcción de los edificios tengan garantías, eso sí que es posible y debemos poner todos los medios ya. ¡Ahora! Para que nunca ocurran más muertes que como siempre se cobran los más pobres e inocentes.

Elena Baeza **

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