Hace unos días cuando leía una entrada en el blog de Víctor Santiago , concejal del Ayuntamiento de Cáceres, acerca del proyecto que el actual equipo de gobierno tiene para el espacio de la Ribera del Marco, me planteaba algunas cuestiones que antes habían pasado desapercibidas o simplemente ni se me habían ocurrido, y que paso a comentarles. Ahora que se habla con cierto convencimiento sobre la necesidad de mantener un equilibrio entre lo rural y lo urbano, entendiéndose por tal cuestión el hecho de equiparar ambos medios en cuestiones de oportunidades de empleo, de negocio, de vida saludable, de servicios y también de desarrollo sostenible, resulta sumamente complejo, o al menos a mí me lo parece, el hecho de establecer límites entre lo que se considera a un lado o al otro. Se podían establecer criterios basados en densidad de población, extensión, nivel de rentas, etcétera. Sin embargo, cada espacio tiene su propia dinámica y creo yo que tendríamos que ir pensando más bien en llevar el término rural, o alguno similar, a algunos barrios de algunas ciudades, como es el caso, entendiendo que se asemeja mucho en su problemática y posiblemente también en el modelo de desarrollo a aplicar.

Con lo poco que he visto y con lo que me informan sobre la Ribera, se trata de un espacio singular, donde existen elementos agrícolas, patrimoniales, culturales y de sabiduría popular, todo esto a las puertas o en plena ciudad de Cáceres, una ciudad que aspira a ser capital cultural europea y con un potencial turístico de primer nivel. Ante este escenario nadie con reflejos y sentido común puede resistirse a proponer un plan estratégico coherente, sostenible y participado, justo lo que el gobierno de Carmen Heras , con mucho tino, parece haber iniciado.

Este nuevo horizonte que se perfila ahora para este rincón de Cáceres, parece cuando menos alentador, no sólo para el barrio sino para toda la ciudad, cuyos orígenes y cuyas señas de identidad tienen mucho que ver con él.

*Técnico en Desarrollo Rural