Médico y exsecretarioregional del PP

Es histórico en el Partido Popular el cainismo, si entendemos por tal la fulminación del adversario político dentro del propio partido, tras los congresos celebrados a lo largo de los últimos años.

Se consiguió por fin, con Aznar, esa refundación del centroderecha español, no sin antes haber dejado en el camino a hombres y mujeres de gran talla política.

En el ámbito regional, aunque con un intento de equilibrio interprovincial, del cual más de uno sale malparado, la visceralidad política de Ramallo y Camisón era notoria. Algo hay que agradecerle a ambos: su esfuerzo y trabajo en momentos difíciles de apogeo socialista y que les fue retribuido en otras tareas políticas con más o menos suerte.

Tras esta época, Barrero se hace con el poder regional y, ni corto ni perezoso, borra del panorama interno del partido al protector Ramallo. A todo esto, con una evidente división interna provincial. Ya no hay el apogeo socialista de antaño y vuelve para ser cabeza de cartel autonómico, sin conseguir derrotar a Ibarra, aunque con 28 diputados (15 por Badajoz y 13 por Cáceres). Tarea harto difícil entonces y ahora, por lo visto.

En la provincia cacereña, más de lo mismo; Bernáldez, ganador del congreso provincial del año 96 por escaso margen de votos, imposibilita que su oponente, Eugenio Hornero, se incorpore a la disciplina del partido. Se ve defenestrado y obligado a presentar candidatura independiente a la autonomía, con el consiguiente fracaso político, como era de esperar.

Algunos no son capaces de aprender lo bueno y desechar lo malo de la historia, que es para lo que ésta sirve; y tras el último congreso provincial --octubre del 2000--, vuelta la burra al trigo.

Tres candidatos optan a la provincial y, casi sin diferencia de votos, Bernáldez gana a Díaz, por entonces alcalde de Plasencia. Se retira a última hora Segundo González, con su magnífico verbo cargado de coherencia y estilo político, no al uso por estos lares.

Se abrazan, se comprometen a apoyar el proyecto común del PP, ¡pero date!, llegan estas elecciones y, "donde dije digo, digo Diego". Da la impresión que aquello fue sólo estética, a pesar de ese proyecto nacional de centro reformista que tanto cuida la solidaridad, la libertad individual y los principios democráticos. ¿También los de ámbito interno? Una encuesta fulmina a Díaz como candidato a la alcaldía, supongo que la misma que impidió a Segundo González y otros que los apoyaron presentarse por sus pueblos en las listas del Partido Popular.

He aquí una verdadera chapuza de cainismo. Cainismo político provocado por el sistema electoral interno del partido, donde sólo existe la ley del todo o el nada y que es absolutamente perverso. O lista única o el que pierde muere en el intento. ¡Sin clemencia!

Posiblemente el ana-listo político del partido dirá que estas cuestiones no influyen a la hora de los votos, que es la guerra, el chapapote y otras minucias. Pero la realidad es que pueblo a pueblo y voto a voto, se bajan dos diputados a nivel regional; ¡claro, los dos por Badajoz!, comentará el mismo analista; pero la diferencia en el número de votos con respecto al PSOE pasa de diez a veinte mil en Cáceres, a pesar de mantener los 13 parlamentarios. Unos, se conforman; otros, ¡no va con ellos!; qué les importa que puedan rodar cabezas con tal de ganar congresos para mantener el sillón, aunque pierdan elecciones. Pero como dice un axioma: "La causa de la causa, es causa de lo causado? ¿Verdadero o falso?