Maestro

He descubierto un privilegio que no tienen otras calles. Cada mañana, y algunos días al atardecer, un mirlo confiado recorre la calle picoteando los restos de migas o capturando algún insecto. Un día lo vi posado en el escalón del portal de un vecino. Desde ese día espero con impaciencia que imite la conducta de los pajarillos que buscan cobijo en la madreselva y que bullen en el patio al atardecer. Sería muy bien recibido. Por si acaso voy a comenzar a ponerle migas por si, además de cobijo, quiere compartir alimento con los otros inquilinos alados.

Otro año más hemos celebrado que no hemos conseguido la igualdad, a todos los niveles, hombres y mujeres, con la cantinela de fondo de las cifras de mujeres que han desaparecido a manos de quienes un día les dijeron que las querían. ¡Ojalá llegue el día en que no haya que celebrar el 8 de marzo! Parece difícil el empeño porque la presión social y los modelos que los medios presentan y promocionan no ayudan. Basten los dos nuevos programas de encierro de machos y hembras. En uno de ellos se televisará la intimidad de doce chicas y tres chicos que se van a ir probando y descartando hasta que el voto, previo pago de un 906, determine la pareja ganadora. Los chicos tienen alojamientos individuales. Las chicas, colectivos. En otro, lo mejor de cada casa va a pasar una temporadita en un hotel. El mérito: vivir del cuento. Todo un ejemplo de potenciación de valores dignos y de tratamiento de igualdad. Y es que el lema del género da para mucho. Por ejemplo, las palabras se diferencian por el género. A mí me gustan más las del género femenino, a las que se oponen otras de género tan contrario como su significado. A modo de ejemplo: la vida, el asesinato, la fidelidad, los cuernos, la confianza, el terror, la risa, el llanto, la paz, el alborozo de los del PP tras el apoyo al ataque a Irak, la educación, el castigo, la democracia, el dictador, la amabilidad, el odio, la verdad, el telediario de la primera, la compasión, el rencor, la palabra, el silencio, la música, el ruido, la ternura, el miedo, la caricia, el rechazo. Pueden añadir las que quieran.

En Cáceres celebramos el día 8 en el Multiusos. En las gradas, caras curtidas por el sol y la ilusión en los ojos. Son la base mayoritaria de nuestro partido, incondicionales de ese hombre que ha puesto a nuestra tierra en el lugar que le corresponde, defendiendo la dignidad (género femenino) de quienes vivimos aquí, siendo la voz (género femenino) de todos los extremeños y extremeñas de bien. En la mañana del día 8 evocó el coraje que sólo puede tener una mujer, tras perder a un hijo en un asesinato anunciado, que no acepta ni el apelativo de pobre mujer ni verse abocada a la resignación, y, a cara descubierta, emplaza a Arzallus a un debate para que la verdad (género femenino) resplandezca. Los organizadores del acto cacereño tuvieron un olvido imperdonable. Entre los asistentes había personas que se desplazan en silla de ruedas. Si hubieran querido subir al escenario, no hubieran podido. No había rampa. Luego, los programas se llenarán de promesas de accesibilidad, porque el año 2003 es año electoral. También el Año Europeo de las Personas con Discapacidad. El olvido tiene género masculino.