Los años de experiencia como peatón me han dado para elaborar una teoría, según la cual, podríamos distinguir dos tipos de personas en el mundo: las que piensan en el prójimo y, si se tercia, ceden ante él, y las que van a lo suyo, y avasallan. Y es que, si se fijan ustedes, verán que, en las aceras de nuestros pueblos y, sobre todo, de nuestras ciudades, nos encontramos con una suerte de caricatura de lo que se repite en otros espacios en los que interaccionan los seres humanos.

Porque es cierto que, lo que ocurre en las aceras, acontece, de igual modo, en otros ámbitos de la vida. Pero, también, que, en las orillas de la calle, en particular, es tan palpable que, como situación ejemplar, resulta tremendamente instructiva.

Seguro que alguna vez han protagonizado, o contemplado, un ‘encontronazo’ entre caminantes. Hay personas que se sienten fuertes en la acera. Dominan el carril con su postura física, con su manera de caminar y, sobre todo, con el seguimiento de una trayectoria invariable, de la cual no se desvían ni un milímetro, aunque tengan que obligar a una anciana a apartarse para que ellos continúen su marcha. Por otra parte, encontramos a personas que ceden siempre el paso, que esquivan a quienes puedan obstaculizar su camino, y que no tienen problema en ser flexibles en su papel de peatones.

Estos diferentes modos de comportamiento son extrapolables a aquellos que deambulan por las calzadas, manejando volantes, con el añadido de que dirigen elementos que puede convertirse en auténticas armas de destrucción.

Hay que aclarar, eso sí, que, este tipo de sujetos que van avasallando, a pie o en coche, acaban tropezando, y descalabrándose, antes o después. Lo que ocurre es que, mientras tanto, violentan las vías de tránsito con su rigidez y prepotencia.

Pero, tarde o temprano, como digo, acaban sucumbiendo, y recibiendo la pertinente cura de humildad. Porque nadie, en esta sociedad, puede pretender imponer su voluntad sobre la del resto de sus semejantes. Ni siquiera en un espacio tan cotidiano como un acera. * Diplomado en Magisterio