Ayer fue el último día de George H. Ryan (Maquoketa, Iowa, EEUU, 24-2-1934) como gobernador de Illinois. Elegido el 3 de noviembre de 1998, ha terminado su mandato elogiado por todos los contrarios a la pena de muerte. Miembro del conservador Partido Republicano, se ha mostrado en las antípodas de su correligionario presidente Bush. El 31 de enero del 2000, Ryan decidió no aplicar la pena capital hasta tener "la certeza moral" de que la inyección letal no matase a un inocente. Y es que entonces se comprobó la inocencia de 13 condenados.

Farmacéutico y metodista de religión, el padre de familia numerosa (un hijo y cinco hijas) Ryan insistió días atrás: "El sistema de la pena de muerte en Illinois está minado por el demonio del error en la determinación de culpabilidad y en la determinación de quién debe morir entre los culpables". Y concluyó: "Porque el sistema es arbitrario y caprichoso, y por lo tanto inmoral, no voy a tocar la maquinaria de la muerte". En 1999, Ryan fue el primer gobernador en activo que visitaba Cuba en 40 años. Se entrevistó con Castro y con los disidentes y pidió el levantamiento del embargo para no dar excusas al régimen. "Hemos venido aquí --proclamó-- para edificar puentes entre los pueblos e intercambiar ideas de buena voluntad y buena fe". Igualito que Bush.