La globalización no es intrínsecamente perversa y hay alguna que afortunadamente parece ganar adeptos. Es la capacidad para el cabreo y la protesta frente a las injusticias y arbitrariedades de los poderosos. Mañana habrá una muestra multitudinaria de esta mundialización, que podrá verse en París, Nueva York, Madrid, Barcelona, Pekín, Moscú o Kuala Lumpur. La guerra que se prepara contra Irak ha hecho posible este fenómeno.

Que no se apague esta capacidad para la indignación y para manifestarla públicamente. El día que nos resignemos a los atropellos de los que mandan, estaremos perdidos. Pero, ¡ojo! que nos quieren desarticular. Con ese claro afán compareció anoche en televisión el señor Aznar para convencernos de que él es más pacifista que nadie y que por eso está dispuesto a mandarnos a todos a la guerra. Nos lo podía haber dicho en latín, pues ya los romanos decían aquello de si vis pacem, para bellum: si quieres la paz, prepara la guerra.

Antena 3 TV es como si fuera suya y allí puede hacer lo que le dé gana. Pero permítaseme poner una objeción a la entrevista del servicial Sáenz de Buruaga. No por el espíritu disuasor de la comparecencia, que apuntaba a los que mañana esperan manifestarse, sino por el horario. A las 21.30 horas, los niños aún no se han ido a la cama, y la posibilidad de que estalle la guerra en cualquier momento pudo quitarles el sueño. Ahora que Bin Laden ha vuelto a dar señales de vida, quizá el del turbante se les apareció en sueños. Uno no lo dice con segunda intención, sólo pienso en las pobres criaturas. Hicieron bien los padres que cambiaron de canal. A la infancia se la ha de proteger.