En todas partes la globalización económica, social e informativa se vive con cierta ambivalencia. Existe un sentimiento vacilante entre el asombro por el logro de la anunciada aldea global y la ansiedad ante una amenaza potencial, imaginada o real de aculturación, que, supuestamente, estaría poniendo en cuestión las identidades locales. De este modo, algunos teóricos de la comunicación han creado el término glocalización , que, en este contexto cultural, se puede interpretar como una reacción localista a la mundialización. Quizás los nacionalismos y los esencialismos étnicos o religiosos sean muy antiguos, pero la globalización informativa vírica es un fenómeno reciente que tan sólo ayuda a dar eco a los exabruptos irracionales de cada rincón del mundo. Hay un verdadero peligro subyacente en este movimiento reaccionario glocal . Y esta reflexión viene a cuento de la noticia que nos asegura que algunos supuestos regionalistas extremeños se han inventado un idioma allí donde no hay una lengua propia. Los modos y giros dialectales de las hablas encontradas en los pueblos de Extremadura no son, ni han sido jamás, una lengua, por mucho que los cerebros reaccionarios se empeñen. No se añade nada de provecho al ambiente intoxicado de localismos de España con la creación de uno nuevo, todavía más ridículo que los ya existentes. El estudio histórico-lingüístico de la evolución de la lengua y las hablas dentro de una división política territorial de menos de dos siglos de existencia --1833 es la fecha de la relativamente arbitraria división provincial del Estado-- no puede equipararse jamás con la realización de un compendio de todas las variantes de habla locales más extremas existentes, existidas o inventadas. Y menos si se hace para crear un idioma irreal llamado Estremeñu . Este anacronismo no puede ser más fabuloso ni más falto de rigor filológico. Lo peor es que empiece a encontrarse a gente con poder mediático que se lo crea, como son los responsables de la famosa web wikipedia.org . Confíemos en la madurez de las instituciones públicas extremeñas y de sus ciudadanos para que no caigan también en este papanatismo reaccionario glocal . Y miro muy especialmente a las instituciones encargadas de la educación y de la cultura, empezando por la Universidad de Extremadura, institución a la que orgullosamente pertenezco, y que debería pronunciarse al respecto para deslegitimar la iniciativa y dar ejemplo de rigor científico. Nada más nocivo para una región con muchas carencias históricas que volver a hacer el ridículo ante el mundo por enésima vez. Conciudadanos de Extremadura y del resto de España, por favor, no colaboremos con la ignorancia, con el orgullo propio mal entendido o con la maldad ajena en el desprestigio colectivo, tanto autonómico, como estatal. El mundo entero nos está mirando. ¿Por qué los extremeños no nos dedicamos a invertir el tiempo en labores verdaderamente provechosas para el progreso local como son el trabajo productivo, la administración eficiente, la iniciativa empresarial moderna, la educación y la investigación científica?

Manuel Pulido Mendoza **

Doctor en Filología por la Uex

Investigador postdoctoral de la Juntade Extremadura en la New York University, EEUU.