Trump no hace deporte ni lee ni está con su familia. Come comida basura con su vice y cena solo. Y cuando no está en el oval, ve la tele, lee la prensa canallesca y tuitea. Que no le gusta la gala de los Oscars, tuiterazo hiriente. Que se filtra el espionaje, tuiterazo insultante. Que hay disturbios, tuiterazo amenazante. Es decir, que el presidente en su casa se dedica a lo que tantos jóvenes y no tan jóvenes en esta sociedad donde la adicción a las redes es epidemia.

Ha dicho Trump que él no es el presidente del orbe sino de EEUU, pero que los problemitas los arregla y tan bien que el mundo entero le va a imitar. Y se lo han creído. Está claro cómo ha llegado a la Casa Blanca este inesperado invitado gracias a los votos de tantas personas que entienden los mensajes de pocos caracteres, que creen a pies juntillas los eslóganes y cuyo medio de formación e información es la red del pajarito.

Sin embargo, en los países en que le ponemos verde, hace mucho también que caló la creencia de que este proteccionismo omnipresente es deseable y aun más, que el gobierno tiene la obligación de solucionarnos la vida. Algún ejemplo: hace poco los editores, ante las estadísticas sobre lo poco que lee la población, han instado al gobierno a lanzar un plan de fomento de la lectura, como si estuviera al alcance del ejecutivo influir en la voluntad de los potenciales lectores. Y otro sumamente inquietante: recientemente la Junta de Extremadura ha expresado su intención de preguntar a padres, alumnos y profesores sobre los deberes, y una se pregunta si, cediendo a las presiones, pretenden interferir en un futuro en nuestra labor educativa atentando contra la libertad de cátedra, esa cosa tan antigua.

No, míster Trump, como diría Sánchez, no señores gobernados, el gobierno no es dios. Y ese intervencionismo buenista y arreglalotodo tiene poco que ver con la necesaria garantía del bienestar de las personas vulnerables. Dar un paso más es un disparate. El que ha permitido que el país más poderoso de la tierra se gobierne a golpe de tuit.