WEwl fallo del Supremo según el cual las organizaciones Jarrai, Segi y Haika son complementarias de ETA y tienen condición de grupos terroristas abre otro frente en el complejo panorama creado después del atentado de Barajas. El Gobierno, y no podía ser de otra manera, ha mostrado su conformidad con la sentencia, aunque el goteo de detenciones de jóvenes pertenecientes a esos grupos creará en las próximas semanas nuevas tensiones en el País Vasco que complicarán su política antiterrorista. Tanto la Ertzaintza, como la Policía y la Guardia Civil tienen el difícil reto de detener a todos los condenados y meterlos en la cárcel. Mientras, el PP se ha apresurado a decir que la línea dura mostrada por el Supremo es el camino para acabar con la violencia. De lo que se han olvidado los de Rajoy es de reconocer que fue la fiscalía la que recurrió la sentencia de la Audiencia Nacional para pedir mayores penas para los 23 encausados. Se desmonta así otro de los argumentos machacados por los populares durante la fenecida tregua: que los fiscales habían relajado, por orden del Gobierno, su acoso al terrorismo. En cuanto al fondo del fallo, el Supremo viene a coincidir con una amplia capa de la ciudadanía que entiende que la kale borroka o el llamado terrorismo de baja intensidad forma parte del mismo entramado de quienes empuñan la pistola y colocan las bombas. Es sabido que es de esos grupos juveniles de donde se nutren los comandos de ETA. Está por ver si la dureza con organizaciones como Jarrai no será una excusa más para que los jóvenes radicales den ahora el salto a la clandestinidad y se integren en el aparato militar de ETA.