TEts una insolencia. Es una insolencia que Eva haya tenido que presenciar y apadrinar la muerte de Anaquel . Es sólo un ejemplo de lo que dejamos agonizar en Extremadura. Eva Cerezo. Un apellido que en Cáceres podría aventurar cualquier página, cualquier historia o cualquier leyenda.

Pero Eva Cerezo ha epilogado un sueño. ¿25, 30 años? Es igual. La inocencia eterna. La inquietud suprema de una joven que decide anidar entre los libros. Es la historia. La historia breve, historia intensa de una sensibilidad suprema. Junto a los bares de copas de Cáceres decide abrir una librería. Dicen que no se lee, que no se lee en Extremadura. No era necesario leer para ir a ver a Eva Cerezo. Pedir que te diera un sorbo de su pócima de la eterna juventud que sólo encontramos en los libros. Sonreía y te componía un verso de la vida. Te indicaba el título de un libro y te hacía soñar y añorar.

Eva miraba a los niños de cerca. A su altura les hablaba de la fantasía que silbaban los libros, las ilusiones, las quimeras que convertía en realidad. Joven, empresaria, mujer, emprendedora, luchadora, preparada... todo lo acumulaba Eva Cerezo. Pero ha dejado un escrito en el escaparate de su nido: "todos los gozos terminan en un pozo". Y habla de Macondo . También allí, en la soledad de García Márquez , alguien acabó atado a un árbol mientras ansiaba volar.

Joven. Emprendedora. Mujer. Empresaria. Preparada. Luchadora. Y su gozo en un pozo. Y nosotros ¿la atamos a un árbol e impedimos su vuelo? Así Extremadura seguirá siendo tierra de constructores, de ingenieros, de notarios, de abogados... grandes nombres y grandes hombres, que se pasean por la calle Pizarro de Cáceres para tomar una copa. Miran el letrero de la librería Anaquel y leen: Se traspasa , Al lado, Eva Cerezo, desde su eterna juventud, escribe: "Todos los gozos acaban en un pozo". Hemos matado al amor por la cultura. Hemos matado a la curiosidad.

*Periodista