Deseraría agradecer públicamente al equipo de la Unidad del Dolor del hospital Virgen de la Montaña de Cáceres, y muy especialmente a la doctora Inmaculada Muro y su asistente clínico, Pacis, por devolverme mi vida , por su profesionalidad y su humanidad.

Tengo 28 años. Hace cuatro años tuve un accidente de automóvil. La operación y la rehabilitación fueron un éxito pero poco tiempo después comencé a sufrir periodos de dolor que fueron aumentando en tiempo e intensidad. Ni mi médico ni mi traumatólogo de nuestro Servicio Extremeño de Salud, quisieron ver la gravedad de mi dolencia. Para ellos, sólo quedaba aguantar. Con esta teoría tan humana llegué a la depresión y la desesperación.

Escuchando la radio, oí la existencia de la Unidad del Dolor. Mi médico accedió a regañadientes a rimitirles mi caso. Desde la primera consulta noté su comprensión acerca de la importancia y la intensidad de un dolor que, incluso a mí que era quien lo sufría, me superaba. No tardaron mucho en atenuarlo y devolverme la esperanza. Su conocimiento del caso y la humanidad con la que me recibieron me alejaron de la depresión. Me ayudaron a entender que mi problema físico es el dolor, que no tenía por qué aguantarlo ni me iba a perseguir toda la vida. Gracias a la doctora Muro y su fantástico equipo, mi dolor tiene tratamiento. Desde aquí, ¡gracias, me habéis devuelto la alegría! CARMEN ALVARADO PARRA. Cáceres