Qué buenos son nuestros ministros que después de casi imposibilitar en buena parte de las comunidades autónomas la oferta de empleo público, nos han dado paso para ofertar 100.000 plazas docentes en tres años. Pues vaya regalito, dígame usted cómo se hace.

La jugosa oferta de empleo público en el ámbito docente no puede llevarse a cabo de manera aislada sin modificar la situación actual de las plantillas de los centros.

Sólo son susceptibles de oferta aquellas plazas que existen en las plantillas orgánicas --ya mermadas por los efectos de las medidas de racionalización del gasto público--, el aumento de horas lectivas y las ratios. Es decir, tenemos lo que tenemos por mucho que se prometa y permita.

Para poder hacer realidad dicha oferta de empleo público, sería absolutamente necesario, primero, convertir la mayoría de las plazas que han venido funcionando como necesarias en las plantillas funcionales de los centros, en plazas de plantilla orgánica, y segundo, volver a las condiciones previas al Real Decreto 14/2012, esto es, derogarlo.

Si de verdad se quiere rebajar la tasa de interinidad al 8% habría que haber empezado por esto último, y luego haber trasladado dicha nueva realidad a las plantillas de los centros, pues éstas se negocian de un año para otro. Quizás Hacienda desconozca el mundo educativo, pero se supone que Educación no.

Si sólo se tomara en cuenta las plazas de las plantillas orgánicas actuales, por mucha oferta que desde el ministerio nos dejara realizar, difícilmente podríamos llegar, por ejemplo en Extremadura, a las 1.500 plazas en tres años, Así, por sí sola, la macro oferta se quedaría en un brindis al sol, con más ánimo electoralista que real.

Por otro lado, y si al final se derogase el Real Decreto 14/2012 y se permitiese adecuar las plantillas a las necesidades reales y actuales, siendo la oferta amplia de verdad, también habría que calcular que durante los siguientes cuatro años, más o menos, la oferta en el ámbito docente sería mínima y algunas comunidades ni siquiera han regulado las plazas bilingües de cobertura por oposición o concurso de traslados.

En fin, mientras no se arbitren otras medidas, permítanme dé las gracias por darnos paso, pero pase usted primero, que antes de entrar hay que dejar salir.