El pasado martes, la policía local cacereña detuvo a tres chicos de 13 años después de que hicieran varias pintadas en las puertas y el muro de la iglesia de Santiago, en el centro de la ciudad. La Fiscalía de Menores ha tomado cartas en el asunto, después de que la policía interpusiera la correspondiente denuncia por un posible delito de daños contra el patrimonio histórico, y lo ha calificado como una infracción muy grave a la ordenanza municipal de convivencia y ocio.

Los ´graffiti´ de Santiago preocupan por varios motivos: en primer lugar porque de él se deduce la ignorancia de sus autores: solo por desconocimiento se puede pintar la fachada de un templo del siglo XIII. En segundo lugar porque cabe temer que del castigo no saquen muchas enseñanzas los tres muchachos. Se les pondrá una multa, que pagarán sus padres, y del episodio saldrán tan irresponsables como lo estaban cuando entraron en él. ¿No cabría adoptar algún castigo que les supusiera un esfuerzo personal e intransferible? Como por ejemplo, limpiar lo pintado...u otra cosa que haya que limpiar en la ciudad. Ocasiones no les faltarán. Ya han demostrado que ensuciar saben. Correspondería ahora darles la posibilidad de que aprendieran a dominar el arte de la limpieza.

Es lo justo.