XLxa lectura, qué gran misterio. Aún no he conseguido averiguar dónde está la varita mágica que impulsa a alguien a leer mientras que roza apenas los ojos de otros.

Probablemente lo mío no tiene mérito alguno, porque crecí rodeada de libros, acunada por cuentos. Lo raro hubiera sido que aborreciera leer. Es más, no recuerdo que nadie me hablara de libros obligatorios, sólo de libros, y sobre todo, no recuerdo que nadie se preocupara de si los terminaba o los dejaba a medias, de apartarme de cosas prohibidas o de desmenuzarme a los clásicos en cachitos, como si los mayores tuvieran miedo de que la Celestina o el Quijote formaran bola en la boca, como se decía entonces, y se convirtieran en una pelota indigesta pasada de un lado a otro sin tragarse nunca.

Cuando yo era pequeña, cogía cualquier libro de la estantería y lo empezaba. Quizá no fuera el mejor método, pero no recuerdo otro. Luego, he seguido leyendo. De otra manera, por supuesto, más selectiva, más preparada, más adulta. Muchas veces lamento haber perdido el hambre de leer, la voracidad de entonces que me hacía perder los ojos muchas tardes daba igual con qué título.

Qué misterio la lectura. Y qué frustración la mía, cuando soy incapaz de conseguir que mis alumnos disfruten con los libros.

Les puedo asegurar que he probado de casi todo, desde la encuesta inicial para saber sus gustos donde me he encontrado respuestas directas y claras, como "no recuerdo hace cuánto que no leo, no me gusta ningún libro o el último libro que leí fue la historia interminable y me pareció eso mismo".

He intentado leerles en voz alta, convertir la biblioteca en un lugar abierto donde pudieran toquetear los libros, dejar que leyesen lo que quisieran, desde Astérix a Mortadelo, ayudarles con los clásicos, tragar y digerir con ellos las palabras.

Qué gran misterio. Una vez que abandonan la biblioteca, no puedes dejar de pensar que no hay recetas mágicas, sólo intentos, y que unas veces, como en el cuento de Alí Baba y los ladrones, se abre Sésamo y pasan de leer cómics a devorar la Odisea, y Quijote, el manco de Lepanto, y hasta Cela, que tiene el óscar al mejor escritor mundial y escribió diez libros sobre fútbol, de pronto se convierten en personajes cotidianos. Pero otras, a pesar de los esfuerzos, los libros se quedan más solos que la una, casi como la bibliotecaria, sobre todo si ha intentado ser original y ha propuesto un juego con preguntas para que pongan patas arriba la sala de lectura, sala que luego le tocará colocar a ella cuando suene el timbre. Y ha trabajado mucho sobre las preguntas para que busquen personajes y autores, por ejemplo, les dice que busquen el libro donde el amor es bueno o el de un hombre que gana batallas después de muerto o el de alguien que pierde la cabeza por culpa de la literatura, aunque vaya a morir cuerdo.

Toca el timbre. Nadie ha sabido que Sherezade es la mujer que salva la vida gracias a los libros, pero sí ha habido muchos que piensan que quien pierde la cabeza a causa de ellos es Pilar Galán, bibliotecaria, lectora, autora y su profesora tantas veces de español para extranjeros.

Sin embargo, no hay que desanimarse nunca. En mi generación no había tanta preocupación por la lectura, también es verdad que casi no había competencia. Estaban la calle, la tele, con la uno y el VHF que no se podía tocar porque descuajaringabas todo, y los libros. Ahora los estímulos son interminables y los libros, pobres, se quedan para leerse uno al trimestre, si acaso, o mejor, la parte de atrás, y hacer un resumen copiado, un análisis de los personajes donde se diga que están bien, que no hay ni muchos ni pocos, que no sobran, vamos, y una opinión personal de dos letras que a la pregunta de si te ha gustado o no lo que has leído responda con un sí sin acento, más que nada porque casi nadie se atreve a decir que no.

No me preocupo. La lectura es el mayor de los misterios. A veces, en la biblioteca de mi centro, mientras me desespero porque no encuentro las palabras mágicas del ábrete sésamo, en medio de la incertidumbre, sé que voy por buen camino. Todo es intentarlo, me digo, ya se dejarán atrapar.

Dice Cortázar, que es uno de los escritores que más admiro, que de un buen libro se sale como de un acto de amor, agotado y fuera del mundo circundante, al que se vuelve poco a poco con una mirada de sorpresa, de lento reconocimiento, muchas veces de alivio y tantas otras de resignación.

Y si la literatura se prepara como un acto de amor, tengo yo entendido, como dice el libro de los libros, que en esa batalla valen todos los intentos y que quien cree en el amor no puede equivocarse nunca.

*Profesora y escritora[,03]

pCOMISION

nOnce horas con Aznar N

***María Zarza Ruiz

***Cáceres

m¿Y para qué? ¡Para nada! ¡Ni chicha ni limoná! Esas once horas se las deberíamos haber dedicado a los trabajadores de astilleros, ¿a qué les va a saber a estas familias la cena de Navidad? No quisiera estar en su pellejo. También necesita muchas horas de dedicación la vivienda a la que se destina más de la mitad del sueldo, donde la manga ancha se ha convertido en un sayo en el que todo vale, por el que todo pasa. Una legislatura más, unos por otros y, ¡la casi sin barrer!

pDEPORTE

nNacionales, autonómicas y/o viceversa N

***Cándido M. y 3 firmas más

***Cáceres

mNo nos quita el sueño que la selección catalana de hockey participe en competiciones internacionales. Estamos más preocupados por el dichoso comienzo del ensanche de Mira al Río, donde nos seguimos jugando la vida cada día.

No obstante, nos parece una hipocresía por parte de la Generalitat alentar dicha idea sin extenderla al resto de deportes. Nos explicamos: el derecho de un territorio a tener representación internacional debe corresponderse con la obligación de organizar competiciones propias, independientes y sin subordinación alguna a ningún estamento federativo superior que no sea una federación internacional.

Esto significaría que, por ejemplo, el FC Barcelona tendría que disputar una liga puramente catalana (Bar§a-Mataró, Terrassa-Bar§a, Bar§a-Lleida, etcétera). Los miércoles, lógicamente, jugaría la Champions, pues no creemos que tuviera problemas para ser campeón de liga cada año.

Sin embargo, no nos imaginamos a Ronaldinho ni a Etoo jugando en un equipo en estas condiciones, ni siquiera a Puyol o a Valdés. Tampoco nos hacemos la idea de un Camp Nou repleto de público, como ahora es habitual.

pCIRCUNVALACION

nA un político, unastijeras, una vergüenza N

***Carlos Cordero

***Talayuela

tYa va para casi dos años y todavía no han abierto la carretera de circunvalación Navalmoral-Talayuela. Está mal señalizada. Está causando accidentes a los que todos los días suben o bajan de La Vera a trabajar. Por ello el político necesita las tijeras para inaugurar cuanto antes la carretera de circunvalación. Me consta que hasta la Guardia Civil ha hecho un escrito al respecto.