Presidente de la Junta de Extremadura

Hay alguien que sepa responder a esta pregunta?: ¿Por qué en Andalucía y en Extremadura hay jornaleros con subsidios y en otras regiones hay prejubilados con prestaciones por reconversión industrial?

¿Y a ésta?: ¿Qué pasa por la cabeza de millones de españoles cuando leen que Carolina de Mónaco cazó diariamente 1.200 perdices en un latifundio de 2.000 hectáreas ante la atenta mirada de los vagos extremeños ? (el subrayado es mío).

¿Y a esta otra?: ¿Por qué Aznar dice, rodeado de militares, que sólo protegerá con un subsidio a aquellos jornaleros que quieran trabajar? ¿Cuántos jornaleros cree el señor presidente que rechazarían una oferta en firme para vivir de un salario?

Y por último, en el capítulo de preguntas: ¿Por qué el Gobierno catalán pide mano dura al ministro de Trabajo con los sindicatos en este asunto y se muestra tan comprensivo con esos sindicatos cuando Seat pretendía llevarse parte de la producción automovilística a un país del Este de Europa por el bajo rendimiento de los trabajadores catalanes? ¿No parece sensato que lo mejor que podría hacer CiU en este conflicto es mantener un respetuoso silencio para que así no tengamos que acordarnos de Banca Catalana o de la generosidad que se ha tenido con algunas reconversiones industriales? Algunos, con tal de apuntarse a la moda, son capaces de hablar de cualquier cosa con tal de ganar algunos votos.

Y ya sabemos que, hoy, la moda es apuntarse a llamar vagos a los que están Los lunes al sol , es decir, emocionarse con un parado-ficción como es el genial Javier Bardem e insultar a un parado-real como son los jornaleros del campo andaluz y extremeño cuando ese campo no da jornales todo el año. Es hipócrita llorar ante la interpretación extraordinaria y la atractiva figura de Bardem y escupir ante el parado de manos duras e hinchadas y fea estética, culpándole de su desgraciada situación. Sólo los que tienen una mentalidad perversa son capaces de semejante perversión: culpar a la víctima de su desgracia, siguiendo el proceso del maltratador que culpa a la mujer por las palizas que recibe.

Por si fuera poco, esos jornaleros que, de vez en cuando, se ven obligados a hacer de perros en las monterías de Rainiero de Mónaco, pero no solo de él, pretenden trabajar en las fincas que la Unión Europea subvenciona para disminuir producción, y que se han convertido en una inversión segura para los cazaprimas que, además, han elevado artificial y escandalosamente el precio de la tierra, haciendo prohibitiva la vieja aspiración de muchos jornaleros de convertirse en propietarios de una pequeña explotación familiar.

Los jornaleros de hoy son los nietos de los jornaleros de ayer. Ni ayer ni hoy, un campo injustamente dividido --¡y duramente criticados los que hemos intentado reparar esa injusticia histórica!-- ha sido capaz de aportar trabajo para todos los que, por vivir donde viven, no tienen otra posibilidad que o la emigración de sus pueblos o los escasos 30 o 40 días de trabajo al año y los seis meses de subsidio para aquéllos cuya renta anual no supere el 75% del Salario Mínimo Interprofesional.

En Extremadura y en Andalucía ya hemos vivido las dos situaciones, es decir, cuando no había subsidio y cuando lo ha habido. En la primera circunstancia ya sabemos el resultado: cientos de miles de jornaleros con destino a Madrid, Cataluña, País Vasco, Valencia, Francia, Alemania, Suiza..., en un proceso de hemorragia por la que se desangraron nuestras respectivas regiones.

Cuando la crisis de los años 70 impidió a Europa y a España acoger a emigrantes, el Gobierno, en 1976, inventó el Empleo Comunitario, es decir, dinero del Estado puesto a disposición de los gobernadores civiles para evitar revueltas campesinas que nunca terminaron bien. El PER después y el AEPSA más tarde, regularon el mantenimiento de esos temporeros en sus pueblos, permitiendo a Carolina de Mónaco, pero no sólo a ella, seguir viniendo a cazar perdices rojas, sin que ningún jornalero tuviera el deseo de imitar al difunto Paco Rabal por haber matado su esperanza de que la democracia nos haría a todos más iguales.

No me toquen las narices poniendo en duda la laboriosidad de esta gente que jamás ha tenido la oportunidad de demostrar su tesón y su capacidad de sacrificio en su beneficio y en el de nuestras regiones. No me hagan más trampas comparando nuestro nivel de desempleo con el de las regiones más desarrolladas. A los excedentes laborales industriales se les mandó a casa, no figuran como parados y disponen de una prejubilación mensual superior en muchos casos al subsidio anual de cualquier jornalero, mientras que los excedentes laborales de la agricultura extremeña y andaluza siguen en activo, engrosan las listas de paro y sólo un porcentaje pequeño de los mismos cobra un miserable subsidio de 313.000 pesetas ¡al año!

¿Por qué son tan crueles con nosotros? ¿Por qué no nos ayudan a terminar con ese lamentable espectáculo que, de vez en cuando, nos ofrecen los Grimaldis, pero no sólo ellos, donde unos se montan en sus jeeps monovolumen a la busca del puesto y otros apiñados en el remolque del tractor a la búsqueda de la perdiz roja para completar en unos cuantos fines de semana lo que el jornal y el subsidio se gasta en un esfuerzo encomiable para que sus hijos puedan estudiar en la universidad y no entren jamás en la miseria del PER, para que nunca más haya que levantarle las perdices a los Grimaldis, pero no sólo a ellos?