WLw a opinión generalizada de que el Ministerio de Sanidad está acertando en su estrategia frente a la gripe A, debido sobre todo a la unidad de criterio y de acción lograda con las comunidades autónomas, corre el riesgo de venirse abajo por los datos contradictorios que están llegando a la opinión pública y que, en el mejor de los casos, generan confusión. Por un lado, los especialistas señalan que, hasta ahora, la pandemia se está comportando con menor virulencia --la enfermedad cursa leve en la inmensa mayoría de los casos-- que la gripe común y que la mortalidad que causa es ocho veces menor que la estacional; por otro lado, la OMS, que no se ha distinguido precisamente por lanzar mensajes tranquilizadores desde que la gripe A apareció en México, señala que la clausura de los colegios, aquí tajantemente desechada, es una alternativa para que no se colapsen los hospitales. De otra parte, cuando los estados están defendiendo la ineficacia de vacunar a todos los ciudadanos, puesto que el beneficio terapéutico conseguido no sería mejor que el que se conseguiría con vacunar a los grupos de riesgo, la Unión Europea admite la primera opción como si fuera más beneficiosa que la segunda...Es difícil que los ciudadanos, ante declaraciones que se contradicen unas a otras, sepan a qué carta quedarse. En un caso como este, en que decenas de países están pendientes de la evolución de la enfermedad, difundir mensajes coherentes entre sí debería ser obligatorio, como si formara parte del tratamiento.