La denominada nueva gripe o gripe A está poniendo en entredicho no solo algunos sistemas sanitarios, como el mexicano, sino los modos de informar de organismos que, como la OMS, tienen entre sus obligaciones ofrecer a la opinión pública mundial datos claros de un asunto tan extremadamente delicado como es una enfermedad contagiosa que, en algunas decenas de casos, se ha comprobado que es mortal. Pero la OMS no ha medido sus mensajes en esta crisis. Ha echado mano de los protocolos y ha utilizado términos que solo han servido para aumentar innecesariamente la inquietud en unos momentos en que debería haber hecho esfuerzos por llevar la serenidad a los ciudadanos a través de una información ajustada a la realidad. Los responsables de esta organización han difundido mensajes sin parar en barras: han hablado de ´pandemia inminente´, de que un tercio de la humanidad sufrirá la nueva gripe o, ya para aumentar más la confusión, que había que evitar el consumo de carne de cerdo infectado y, acto seguido, desdecirse de esa recomendación, después de que otros organismos internacionales, como la FAO, también hayan salido al paso de ella y hayan recordado que el cocinado de la carne impide dicho contagio.

No solo los medios de comunicación son responsables de la información que llega a los ciudadanos. Las instituciones, sobre todo cuando, como en este caso, se trata de dar información muy técnica que afecta a la salud, deben ser las primeras que extremen el cuidado para elegir las palabras precisas y ajustadas a la situación real.