Autor teatral

Me he dicho a mí mismo: a la mierda el taichi, que es como la valeriana con sus movimientos mariposones, y a matricularme en kárate, que es como una buena anfetamina, que tienen que agarrar para no fostiar a quien se te ponga por delante . No me negarán que mi decisión carece de razones: Olivenza es sitio sensible de pérdidas colaterales y Guadalupe, a parte de un jardín, es toledana de Toledo y yo sin saberlo. Mal empezamos este año. Según la CIA, la bella ciudad de La Raya es un polvorín, que podría explotar el día en que a nuestros vecinos portugueses se les hinchen las narices y decidan que ya está bien de Olivenza y que a partir de ahora será Oliven§a. La que se podría armar por un quítame esa Z . Pues ahí tienen al alcalde Rocha, descojonado de risa y chupando más cámara que todos los Pajares juntos. No sé si el edil es consciente de lo que se nos puede avecinar, pero que la CIA no haya encontrado, todavía, a Bin Laden o a Sadam, no es para tomarse a coña su radiodiagnóstico. Sobre todo porque los españoles somos muy relajados, que lo dejamos todo para el final y cuando queramos darnos cuenta, pues a joderse toca. ¿No se evacuó el Prado cuando se supo que Madrid caería con los nacionales? Pues de la misma forma que Alberti escribió Noche de Guerra en el Museo del Prado, seguro que por aquí alguien podría escribir Noche de Guerra en el Museo Etnográfico. Todos los aperos, los tesoros de nuestro pasado con rumbo a Mérida o Cáceres, no sea que la CIA lleve la razón. El que avisa no es traidor.

Mucho más pesado será traer Guadalupe a Extremadura, al sitio que la hizo grande. Evidentemente me refiero a su traslado espiritual o eclesiástico, porque para el alma de los creyentes está secuestrada en Toledo. No entiendo qué pinta Guadalupe en Toledo, porque ya puestos, podría pertenecer a Ribadavia y todos tan contentos. Contra esto no vale ni el tai-chi ni el kárate, sino la paciencia, que de eso la Iglesia sabe lo suyo. Monseñor Cañizares dice que no soltará la presa y menos por motivos políticos. Como si la Iglesia no fuera política, cuando tienen anuncios para dar y tirar y uno de los estados más grandes y potentes del mundo. Todos los obispos son pastores, todos menos uno, el de Toledo, que es super-pastor, porque en él se representa el primado de España. Y es lo malo de ser primado, que te acostumbras a andar de aquí para allá bajo palio y nunca te enteras si llueve, nieva o graniza. La soberbia es mala, monseñor. A mí me la suda que Guadalupe sea de ésta o aquélla diócesis, mientras sus hermosas piedras sigan presidiendo la plaza y por sus poros se escape el olor apetitoso de los guisos de los monjes. Hasta monseñor sabe que es mentira, porque cuando yo la recorro, me reconozco en las calles y en las montañas extremeñas. Pero me jode que mi madre se vuelva loca pronunciando eso, cuando reza a la Virgen, no sea que la morena no le entienda los deseos y las plegarias. Monseñor, rectificar es de sabios. Sólo nos quedaba que Berlusconi, en una cháchara con Aznar, nos pidiese el Teatro Romano, que sin duda perteneció al Imperio. Tan distantes Olivenza y Guadalupe, tan hermosas y tan diferentes, para quitarnos el sueño en este septiembre tórrido y casi febril. Sea lo que Dios quiera.