XTxodavía se puede asistir, con cierta frecuencia, a argumentaciones que debieran estar superadas, por estrictamente economicistas, interesadas e insostenibles, en apoyo de la presa del Golondrón en el río Guadámez, un proyecto descabellado de entrada, que data de los años 80, con el estudio de impacto ambiental publicado hace más de una década. Es evidente que el desfase temporal ha bastado para que las normativas legales de gestión ambiental, de protección de recursos y grado de exigencia de criterios técnicos y empresariales han evolucionado, afectando de manera decisiva al enclave objeto del proyecto.

Y es que parece que no hayamos entendido nada, por mucho que asistamos continuamente a declaraciones de intenciones sobre sostenibilidad , Agenda Local 21, planes estratégicos, participación social, solidaridad inter-territorial, respeto al medio ambiente..., dicho y escrito por todo el mundo y, sobre todo, por políticos y líderes de movimientos sociales. Se dice todo esto, pero se piensa y se siente el desarrollo de los años 50: el economista y simplista, el que se basa sólo en dinero, en inversiones a toda costa, transformaciones del suelo sin límite ni justificación, sin preguntar por qué o para qué. Demgógicamente se asocian conceptos como agua, regadío y productividad intensiva a riqueza y bienestar . Seguro ¿Es posible que aún se entienda que desarrollo es lo mismo que crecimiento económico? Sobre esto, tiene mucho que ver la forma de sentir el problema de la presa del Golondrón. Y se explica.

El Guadámez es uno de los escasos afluentes del Guadiana que aún conserva una integridad estructural y funcional natural, con un conjunto de valores ambientales reconocidos por las directivas comunitarias. Está clasificado en su totalidad como Lugar de Importancia Comunitaria en la Red Natura 2000, con 1.587 hectáreas de superficie y 74,1 kilómetros de longitud. Integra 13 elementos referidos en la Directiva 92/43/CEE (Directiva de Hábitats), 6 de los cuales son elementos del Anexo I (hábitats) --entre los que destacan las galería termomediterráneas y bosques de fresnos-- y otros 7 son taxones animales del Anexo II (especies), destacando la nutria, los galápagos europeo y leproso y los peces. La importancia del río Guadámez es su ictiofauna, integrada por al menos 14 especies identificadas: calandino, barbo comizo, barbo común, barbo cabecicorto, colmilleja, boga del Guadiana, cachuelo, pardilla, jarabugo, fraile..., siendo estas últimas las dos únicas especies piscícolas protegidas, catalogadas además con la máxima categoría, "en peligro de extinción", por el Decreto 37/2001, de 6 de marzo, que regula el catálogo regional de especies amenazadas de Extremadura.

El citado decreto establece textualmente en su artículo 2.º punto a): "Categoría reservada para aquéllas especies cuya supervivencia es poco probable si los factores causales de su actual situación siguen produciéndose. Su catalogación exigirá la redacción de un plan de recuperación, en el que se definirán las medidas necesarias para eliminar tal peligro de extinción". Este plan todavía no existe para el jarabugo ni para el fraile en Extremadura. Cabe por tanto, plantearse si la construcción de presas, canales, y el uso del agua para más agricultura intensiva (destrucción de hábitats, a los efectos ambientales), constituyen una medida para salvar de la extinción a estos dos peces. La respuesta lógica podría acertarla y razonarla un niño de 8 años.

La importancia ictiológica del Guadámez es tal que está reconocido, además de su designación como LIC, como "tramo de río ciprinícola protegido", dada la presencia de especies piscícolas singulares, en aplicación de la Directiva 78/659 del Consejo de las Comunidades Europeas de las Aguas Continentales, relativa a la calidad de las aguas continentales que requieren protección o mejora para ser aptas para la vida de los peces, refiriéndose al tramo del río comprendido entre el puente de la carretera Retamal-Campillo de Llerena y el puente de la carretera Don Benito-Guareña.

La presa del Golondrón significaría, seguro, el acta de defunción definitiva del río Guadámez, con una altura de coronación en muro de 50 metros, 92 hectómetros cúbicos de capacidad y 10 kilómetros de cola, ocupando unas 732 hectáreas de superficie inundada. La justificación de esta presa es la de regular el caudal del río para, a la vez, proporcionar agua, a través de un canal de 21 kilómetros al canal del Zújar, que riega unas 10.000 hectáreas en el área de Guareña-Valdetorres. El proyecto provocaría un impacto crítico e irreversible sobre la fauna, vegetación y el paisaje del valle del río Guadámez, que no admite medidas preventivas ni correctoras para mitigar dicho impacto, vulnerando dos directivas comunitarias, no pudiéndose justificar su incumplimiento y cuyas consecuencias estarían sujetas a las correspondientes sanciones y procedimientos legales interpuestos por la Unión Europea. ¿Son éstas razones suficientes para aplicar el sentido común y evitar tal desastre?

El ayuntamiento de Don Benito y las organizaciones agrarias UPA-UCE, APAG, ASAVASS-ASAJA Badajoz y COAG actúan de manera irresponsable al pedir la construcción de la presa del Golondrón, que rompe todas las líneas del desarrollo y crecimiento sostenible. Construir sin destruir , ese es el reto del ahora y del futuro.

ADENEX invita a estas instituciones, y a otras que quieran sumarse, a idear propuestas de desarrollo, de crecimiento económico y social, de planificación y vertebración del territorio, de explotación racional de los recursos, de forma no destructiva, solidaria, consecuente con el paisaje, con las especies biológicas que lo ocupan desde millones de años, y comprometida con la sociedad del futuro, nuestros descendientes, los herederos de la tierra y sus riquezas, cuya calidad de vida y garantías de salud pública quedan en entredicho si seguimos al ritmo de producción agresiva, contaminante y derrochadora.

ADENEX confía en que la Confederación Hidrográfica del Guadiana, la Junta de Extremadura y el Ministerio de Medio Ambiente sepan decidir el contexto que la situación merece, ante un proyecto que no es ni prioritario, ni imprescindible, ni conveniente. ¿Cuántas áreas más necesitadas, dentro y fuera de Extremadura, precisan inversiones de fondos públicos?

*Asociación para la Defensa de la Naturaleza y Recursos de Extremadura