Escritor

No me parece muy difícil observar que la actual guerra de Irak (y el malestar no cesará cuando termine la guerra propiamente dicha, mucho más cruel de lo que se esperaba) lleva dentro de sí, como el sistema de las muñecas rusas, otras guerras menos bélicas pero no menos radicales, que quizá abran un panorama nuevo en el horizonte mundial. Y en este sentido, el 11-S no sería decisivo por lo que fue (condenable), sino por lo que ha desencadenado en un imperio con sed de venganza, y ya que nos ponemos en camino (y puesto que se trata de un imperio) también de ganancia. Visto desde España --con el problema nacional, últimamente recrudecido--, la guerra de Irak y el entreguismo de Aznar a Bush (entreguismo que parece incondicional, pero que algún beneficio, económico al menos, habrá de llevar escondido) ha quitado la careta --y de qué modo-- a la política supuestamente centrista y moderada del PP. ¿Centro progresista? Yo fui de los que nunca se lo creyeron del todo, pero, ¿quién vería hoy al actual Gobierno del PP en ese camino? Aznar (altanero, orgullosísimo, inmisericorde ante cualquier crítico) ha destruido la política exterior española con Iberoamérica, con el mundo árabe y aun con la Europa que los socialistas --entre otros-- buscaron y cuidaron.

Además, su enfrentamiento frontal con los nacionalistas --y yo no soy nacionalista--, lejos de sosegar ese problema que a tantos nos cansa y preocupa, la buena habitabilidad del Estado, lo ha encrespado y sacado de quicio, y por mor de ese fallo de Aznar el nacionalismo vasco (y aún el catalán) parecen más arriscados que hace sólo uno o dos años...

El PP (queriendo presentarse como la víctima que no es) señala que las manifestaciones masivas, en toda España --masivas y continuas, que es peor-- contra la guerra de Irak son manifestaciones electoralistas contra él. Independientemente del radicalismo indeseable de algunos incontrolados y del radicalismo igualmente indeseable (y mucho más fácil de controlar, si se quiere) de la policía, es evidente que el PP está en lo cierto. Las manifestaciones contra la guerra de Irak son manifestaciones contra el PP --y más singularmente contra Aznar-- porque, saltándose a la ONU y a la propia Unión Europea, el presidente se ha puesto del lado de los belicistas, y su gobierno y partido --aparentemente-- lo han secundado en bloque. Nada más lógico, así, que quien proteste contra la guerra en España proteste contra el PP, que está mostrando ahora --cuando menos le convendría-- su cara más retrógrada, y más derechista a ultranza... ¿Nadie le avisa a Aznar de los desarreglos que está perpetrando dentro de su propio país?

Y finalmente (y no agoto las posibilidades) la guerra de Irak, al mostrar la faceta más despiadada y directa del imperialismo yanqui --y su equivocada sed de venganza-- ha destapado en todo el mundo occidental (y España no podría ser excepción) un movimiento antiimperialista y consecuentemente antisistema que emparenta y da fuerza y brío a eso que llamamos antiglobalización. La guerra de Irak está abriendo en Occidente (y me temo que esto no haya hecho más que comenzar) demasiados frentes internos, demasiados frentes contra la supuesta bondad y suma perfección de nuestro sistema, entendido como pensamiento único y capitalismo salvaje.

Necesitamos una nueva izquierda y una Europa autónoma. Necesitamos (de verdad y sin guerra) empezar a cambiar el mundo. Aunque sea muy difícil.