WNw o podría decirse que el Partido Popular de Mérida ha empezado la precampaña electoral con buen pie: a la presentación de la candidatura le ha seguido una jornada, la de ayer, en la que uno de sus integrantes --la actual concejala de Bienestar Social, Mari Luz Calvo Valero-- y otro de sus allegados --el actual consejero municipal Miguel Valdés-- han expresado su malestar porque no han sido consultados previamente. Según sus manifestaciones, a Mari Luz Calvo no se le informó de que iba en el puesto número 14 de la lista, y eso la excluye prácticamente de ser elegida; Miguel Valdés ha mostrado su malestar porque se ha enterado por la prensa de que seguiría en su puesto de asesor en caso de que el PP ganara de nuevo el gobierno municipal. Valdés tampoco se explica cómo, sin consultarle, se han atrevido a decir que tendrá la confianza de Pilar Vargas como consejero municipal mientras no se la ha demostrado incluyéndolo en la candidatura. Tanto Calvo como Valdés se han desmarcado de la lista.

Como se ve, un guirigay. Si hay algo de lo que los votantes desconfían es de un partido desunido: la desunión es más que un disolvente; es dinamita para cualquier grupo político. Lo que ha ocurrido en Mérida, además, muestra no solo que hay desunión, sino enfrentamiento, que hay ´varguistas´ y ´antivarguistas´; y también que el PP, con Pilar Vargas a la cabeza puesto que es ´el cartel´ electoral, se ha conducido con torpeza. Angel Calle acaba de recibir un regalo impagable en su camino hacia la Alcaldía.