TBtenito Zambrano lo ha bordado con su película Habana blues . Lástima que para muchos pase inadvertida esta lección de buen cine. Que un lunes de abril carente de otras ofertas culturales y lúdicas como corresponde a todo lunes, estuviéramos en la sala donde la proyectaban sólo dos personas (íbamos juntas) es como para empezar a ser pesimista. Y no se trata de ese lunes, amigos que han ido después me han dicho que la tónica seguía en cifras parecidas.

Cuando cerraron los cines Avenida de Badajoz, a muchos se nos aligeró la pluma y escribimos notas de protesta reivindicando para nuestra ciudad un cine digno, un cine con contenido y algo más que palomitas y puñetazos. Creo que estábamos reivindicando un lujo, que se abrieran unas salas para que cuatro o cinco aficionados pudiéramos ver el cine que nos gusta. "Para eso te compras un cine en casa y alquilas lo que quieras ver" me dice mi vecino. Empiezo a creer que no le falta razón, que se nos puede tildar de egoístas, y que en Badajoz hay un tipo de cine que no gusta.

Me acerco un martes al cine club que el Ayuntamiento de Badajoz tiene en el López de Ayala y casi igual. A dos cincuenta euros la entrada y a uno treinta para estudiantes, no más de treinta personas veíamos la impresionante Horizontes de grandeza . Aunque en otras sesiones la cosa suba, tampoco el cine club y sus atractivos precios despiertan entusiasmos.

Por eso creo que iniciativas como el Festival Ibérico de Cine que se está celebrando en Badajoz, tienen más sentido cada año. Porque siguen pregonando que filmes como Habana blues y empeños como los de los directores jóvenes de los cortometrajes presentados al certamen, son necesarios.

*Dramaturgo y directordel consorcio López de Ayala