Al leer la noticia de la próxima instalación en Cáceres del Grupo IBM, a través de su filial: Ingeniería de Software Avanzado (INSA), ha venido a mi mente un hecho acaecido, también en Cáceres, a mediado de los 80, que, --salvando las distancias, y, espero, el resultado--, tiene una cierta similitud con este.

En 1984, de la mano de un empresario de renombre (Eduardo Merigó , presidente a la sazón de Visa), una empresa de informática se instaló en Cáceres. También aquel proyecto levantó lógicas expectativas. Se llegó a escribir que entre las encinas extremeñas iban a fabricarse ordenadores. Realmente se trataba del traslado de una empresa inglesa dedicada al ensamblaje de ordenadores de la marca Dragón, que había sido comprada por Merigó y otros socios, aprovechando que estaba en liquidación, como consecuencia de los problemas que dichos ordenadores tenían en el mercado ante la aparición de nueva y más preparada competencia.

Eurohard (tal era su nombre) también se instaló en una nave industrial antigua situada algo más allá de Las Capellanías, (hasta hace poco, circulando hacia Plasencia, podía verse en un lateral de la nave el nombre mal borrado de la empresa.), Merigó, ejecutivo de prestigio y bien relacionado, consiguió embarcar a Sodiex en aquel proyecto que, poco después, comenzó a tener problemas económicos, se detectaron irregularidades financieras y, dos o tres años después, tras una rápida agonía cerró. En aquella ocasión, la Junta de Extremadura aguantó el tirón y no se hizo cargo de una empresa que no tenía posibilidades de reflotar. A quien suscribe le tocó explicar a los trabajadores que la Junta de Extremadura no podía hacerse cargo de una empresa que no tenía futuro y cuya crisis era responsabilidad de su promotor, un empresario que, utilizando su nombre y su estatus, vendió a Sodiex --nos vendió a todos--, un proyecto inviable.

Hoy, 20 años después, la situación parece radicalmente distinta y resulta difícil pensar que se repita la historia. La Junta de Extremadura tiene los recursos y la experiencia acumulada necesaria para evitar que se generen ilusiones sin base sólida, sobre todo para esos jóvenes universitarios extremeños que pueden encontrar en esta empresa su oportunidad soñada, siempre y cuando algunas denuncias colgadas en la red sobre el trabajo basura que ofrece esta empresa no tengan nada que ver con la realidad.

Deseo y confío en que, ahora sí, en Cáceres pueda desarrollarse una empresa de base tecnológica que confirme que en nuestra región la Sociedad de la Información es algo más que un antecedente de la Sociedad de la Imaginación, cuyo desarrollo, según se nos dijo, ponía de los nervios al mismo Bill Gates .

*Director de la consultora Depaex