Las librerías españoles están de enhorabuena: ha llegado la última novela de Harry Potter, uno de los mayores fenómenos de masas de nuestro tiempo y, sin duda, un gran mago: sólo una potente y refinada magia es capaz de conseguir hoy que los jóvenes hagan cola para comprar un libro. Se dice que Harry Potter ha hecho que muchos niños se aficionen para siempre a la lectura, y es muy posible que así sea y habrá que agradecérselo, pero no todos los que esperan ansiosos las aventuras de Potter son lectores, aunque lean sus libros. La puesta en escena que se organiza alrededor de los estrenos de las obras de Rowling se parece demasiado a los lanzamientos de discos como para pensar que esos que parecen lectores son, en realidad, fans. Y no es lo mismo porque no lo es consumir que leer.