Harta estoy de estar harta. Ahíta de tanto desatino, de tanta nueva peor que pésima. La boca me supura decepción, rabia, desprecio, escepticismo, desconfianza, náusea. Hasta el mismísimo esternón ando de la carta blanca impune, de los incumplidores, ambiciosos, ambiguos, insolidarios, de vergonzantes autoproclamados defensores de la libertad, cuando la única bandera que enarbolan es la de sus privilegios presentes, pasados y futuros. Martillo, yunque lenticular y estribo se me convulsionan a diario, ¡los pobrecillos!, ante unas noticias copadas por quienes se han apoderado de la voluntad popular. Las encías me duelen entre los dientes apretados por contemplar al mediocre encumbrado, el sempiterno rictus entre cesáreo y contraído, la profanación de la memoria de los gigantes que fueran Luter King o Gandhi , el viejo intrigante profetizando entre chillidos histéricos la caída de todos si él cae.

Oscurecida, llorosa, enrojecida en el ojo seco tengo la pupila, pues es mucho ya este aparecer a destajo en mi hogar, este sufrirlos con la voluntad forzada en el salón, en el sofá, en la intimidad violada por quienes no han hecho nada para merecer ni un minuto de mi atención.

Vencida de estos tiempos aciagos siento mi pluma, la costilla izquierda me supura de pena y nostalgia. Añoro una época que ya no sé si existió de verdad, cuando el mediocre ocupaba el lugar que le correspondía, cuando construir y unir era el objetivo, cuando lo que no se podía hacer no se hacía, no se violentaba la ley con marrullerías de tahúr y un gobernante no vendía su primogenitura por un plato de lentejas.

No sé si alguna vez el mérito, el estudio, el esfuerzo, la inteligencia, la cultura, la sabiduría, la decencia y los principios valieron algo en el camino al poder. Hoy la ambición y la avaricia son el norte. Caradura, indefinición, frivolidad, falta de responsabilidad y oportunismo adornan a los más señalados de quienes dentro de poco volverán a pedirnos el voto. Recuérdenme que recuerde entonces hasta qué punto ignoto de mi estructura molecular estoy saturada.