La causa del pueblo saharaui es el conflicto internacional que más moviliza a la opinión pública española. Por su cercanía geográfica y porque en la conciencia colectiva se ha instalado desde hace tiempo la creencia de que España tiene una obligación con ese pueblo, al que primero colonizó y luego abandonó, dejándolo en manos del expansionismo marroquí.

Cada año, cientos de niños saharauis pasan largas vacaciones en casas de familias españolas. Los militantes saharauis exiliados gozan de apoyo de oenegés y partidos de izquierda. Y la actitud solidaria se manifiesta con fuerza cada vez que se produce un episodio de la represión marroquí. Sobre todo desde que el Frente Polisario aceptó el alto el fuego. Así ocurrió con la huelga de hambre de Aminetu Haidar . La crisis que se vive en estos días ha sacado a la calle a bastantes ciudadanos. Esos, y otros muchos, exigen que el Gobierno español intervenga abiertamente para frenar a Rabat.

Si el mundo fuera como en los proyectos utópicos se quiere que sea, Zapatero debería hacerles caso. Pero no es así. Cualquier presión aislada de Madrid sobre Rabat tendría consecuencias negativas que disuaden del empeño. Marruecos cuenta con bazas que pueden hacer mucho daño a España. Ceuta, Melilla, los intereses comerciales y empresariales, la seguridad, la necesidad de estabilidad en la frontera sur de nuestro país y la simpatía por la política de Mohamed VI hacia el Sáhara que expresan los cientos de miles de inmigrantes marroquís que viven en España son algunas de ellas.

Para colmo, el reino alauí goza del apoyo de Francia a su política y París condiciona las posiciones de la Comisión Europea en esta materia. Al Gobierno español solo le queda la actuación en los organismos internacionales. Demasiadas veces eso es sinónimo de inacción. Pero en esta ocasión no debería ser así. Y no solo porque lo piden muchos españoles, sino porque a la comunidad internacional le interesa apaciguar el conflicto entre saharauis y marroquís. Aunque solo sea porque en las movilizaciones de estos días también ha aparecido la mano de Al Qaeda.