Mucho tiempo ha pasado desde que aquella niña de 12 años se interesara por coleccionar piedras, con la que descubriría el color, la abstracción de la naturaleza y el deseo de mostrar las obras más relevantes del arte contemporáneo.

Helga de Alvear, alemana de nacimiento y española de adopción, convertida en una de las grandes galeristas del mundo, decidió donar su colección a la ciudad de Cáceres, compuesta por más de 2.000 obras, donde se dan los mejores ejemplos de las vanguardias históricas desde los años veinte hasta hoy.

Ha pasado más de un año y aún se busca el edificio más adecuado para su ubicación.

Una cita en Miami y su amistad con uno de los grandes de la cocina internacional, Toño, de Atrio, forjó su interés por Cáceres. Desde entonces, espera el lugar donde repose su colección, en la que recoge la obra de algunos de los hitos más importantes del arte contemporáneo, tales como Marx Ernst, Kandinsky, Julio González, Antonio Saura, T pies, Alberto Greco, Manuel Rivera o Manolo Millares, entre otros muchos. Helga de Alvear, que reúne además un inigualable fondo fotográfico, es hoy para Cáceres una de sus principales bazas para una capitalidad cultural europea, una ciudad que quiere meterse de lleno en el arte más cercano y, en ocasiones, el más desconocido.