Maestro

Mi vecina, sí hombre, ésa de casi noventa años, en llegando estas fechas suspira hondo cuando la televisión dice que van a revisar las pensiones y que le van a dar una paga de atrasos derivada de los errores de cálculo del gobierno. Luego le pide a su Dios que si se la tiene que llevar que no lo haga nunca antes del anuncio de la televisión porque ella quiere irse, cuando le toque, llevándose por delante lo que le corresponde. También le dice que no haya guerras, que no traen nada bueno. Se queja con una sonrisa que hace chispear picaronamente su limpia mirada y señalando unas tenues arrugas en su terso cutis, de que las piernas no le responden. Pasando mediados de enero su historia continúa, ligada a la de nuestra ciudad que un día visitó el Príncipe de Asturias. Los socialistas propusimos la creación de una fundación para la preservación de nuestro patrimonio (que no es nuestro) y el alcalde se sumó a la idea. Se redactaron los estatutos y los pocos pasos que se han dado para hacer realidad aquella lejana propuesta han sido aprobados por unanimidad en cuanta comisión se han tratado. Pero a día de hoy, nada de nada. No hay patronos ni voluntad o interés por buscarlos. Otras ciudades que la crearon obtienen recursos para el mantenimiento del patrimonio y el desarrollo de proyectos que garanticen la no degradación de los entornos de los recintos monumentales. Ahí está la resurrección del casco viejo de Toledo, que ha sido premiado. Hacían y hacen falta aparcamientos en la ciudad. Por fin se iba a hacer uno y hubo polémica por su ubicación. Se impuso la lógica. Se construyó el aparcamiento en el lugar adecuado y se eliminaron casi tantas plazas de aparcamiento en superficie como las construidas. Camino Llano, Alfonso IX, el Rodeo, San Francisco, San José, Parras..., saben de lo que hablo. El problema seguía y repercutía en la afluencia de turistas, por lo que el edil Holgado inició, con buen criterio, la búsqueda de lugares adecuados en el recinto monumental y sus aledaños. Cual trotaconventos visitó las Trinitarias, las Claras, San Pablo y también habló con propietarios de solares adecuados, próximos al recinto monumental. El derrumbe del muro de las Trinitarias supuso una posibilidad real de negociación para habilitar un aparcamiento a la par que se reparaba el derrumbe y, de pronto, nada. El alcalde le dice a su edil que olvide el tema. El cierre al tráfico rodado de nuestro tesoro pone una vez más en evidencia la falta de aparcamientos y el alcalde (sin llevar la preceptiva docena de huevos) va y dice que el aparcamiento en las Claras está hecho y claro, sin huevos la tormenta es segura. Las monjas no saben nada y lo dicen para que no haya dudas. Se ha puesto la primera piedra de la ronda que el alcalde quiso que hiciera la Junta. De la otra no sabemos nada. Pusieron semáforos en las rotondas y ahora quieren desconectarlos. En fin, la historia de esta pacífica ciudad continúa, a pesar de que se oyen tambores de guerra de la que sólo saben que va a durar poco en casa de los Aznar. Lo dijo en su tele, sometida a un tercer grado con agrado, la número tres del PP a Madrid.