Allá por el siglo XVII, Thomas Hobbes , sentenciaba, "homo homini lupus", el hombre es un lobo para el hombre.

En los casos de acoso escolar incluso hablamos de manadas de lobos, púberes desalmados amparados en el silencio de sus víctimas que callan por temor a represalias o por no divulgar aún más la vergüenza y el ultraje de las vejaciones recibidas.

El aula y el centro escolar suele ser el sitio, aunque no exclusivo, donde estos cobardes disfrazados de valientes cometen sus fechorías, pero en un centro escolar también conviven, profesores, tutores, orientadores- y son ellos los encargados de velar por erradicar la antropofagia entre sus alumnos.

Hoy los tiempos han cambiado, las nuevas tecnologías y el fácil acceso a las mismas pueden convertir a cualquier infante en Coppola, lástima que por ahora esa afición se ve limitada a grabar bofetadas, peleas, acoso, vejaciones, etcétera. Hace no más de un año recuerdo que en el centro de Primaria donde impartía docencia, un alumno con fama de conflictivo no sólo llevaba móvil, prohibido por el Consejo Escolar del centro, además se negaba a entregarlo a la directora, al jefe de Estudios y a la tutora. Su explicación era la siguiente: el teléfono me lo ha dado mi padre para que lo lleve encima y no me da la gana de daros el móvil. Tras mucha charla educativa y respuestas soeces por parte del alumno conseguimos que nos diera el móvil, sólo después de hablar con el padre de la criaturita y dejarnos bien claro que "esto lo iban a saber muy arriba".

En el caso de lo acontecido en el Colegio Suizo de Alcobendas si ha habido negligencia real por parte de los profesores me parece correcta la sanción pero quizás deberíamos hacer un análisis más profundo y reconocer que el docente ha perdido la autoridad que tenía. Si justo es sancionar al docente justo es admitir que a veces el temor de los mismos a sus alumnos y familia, imposibilitan mantener el orden en las aulas.

El Defensor del Profesor recoge que el 6% de los casos son debidos a filmaciones efectuadas por los alumnos a profesores. El docente necesita ser considerado autoridad pública dentro del aula y durante el ejercicio de sus funciones y no solo cuando es agredido. Lo necesita el docente, los alumnos, sus familias y la educación actual.

Como decía Francis Bacon : "a la justicia es debido que el hombre sea un dios para el hombre y no un lobo".