Albert Rivera es más joven que Rajoy y su mensaje más fresco, además de mejor vocalizado. Resulta también más conciliador y elegante y menos antiguo y pretencioso que Pablo Iglesias , más centrado que Alberto Garzón , más dicharachero que García Montero , y casi tan apuesto como Pedro Sánchez . Dicen que Esperanza Aguirre le comentó a Sosa Wagner que Ciudadanos estaba imparable, y la misma Cristina Cifuentes ha proclamado su cariño por él. Rivera fue popular, según cuentan sus biógrafos y está afiliado a UGT. Ahora se bucea mucho en su pasado ante su prometedor futuro y esta curiosa que, además de ser impertinente, goza a veces de buena memoria o, en su defecto, busca en las hemerotecas, lo recuerda todavía más joven, con menos pelo y mucha menos ropa, pues estaba desnudo, en un hermoso cartel electoral donde se tapaba los genitales con las manos y pare usted de contar. Entonces ya apuntaba originalidad, vitalidad y sinceridad, además de una clara apuesta por lo español, valiente y sin complejos.

Albert Rivera es asertivo, televisivo y listo. Rápido en las respuestas podemos verle pues se ha apuntado a las tertulias. No es amigo del insulto ni de la descalificación. Habla bien y no se achanta. Ha sabido aprovechar los disparates del agresivo portavoz del PP, aquel que le llamaba naranjito y, como todo nuevo político que se precie, domina las redes sociales. A mí me gusta. Por eso me duelen sus últimos patinazos, y no los llamaré de otra manera. El paternalista de querer darles una caña de pescar a los andaluces me toca más de lejos, pero lo de querer paralizar el AVE no tiene fundamento.

Visite el señor Rivera el sótano indecente sito en la lujosa estación de Atocha donde los viajeros a Extremadura o a Albacete, por ejemplo, tenemos que descender soportando la poca luz y las muchas corrientes de aire, antes de coger el tren que nos lleve a nuestra tierra en cuatro penosas horas o más. Y luego explique si somos menos españoles que aquellos que ya gozan de la alta velocidad y por qué para invertir en innovación hay que ahorrar en comunicaciones.