Ya está aquí el hombre del saco, o lo que es lo mismo: los mercados , los financieros. Y esta vez han venido, no solo para llevarse a los niños desobedientes, esta vez está decidido a llevarse también a sus papás. ¿Qué digo a sus papás?-y a todo lo que tienen sus papás e incluso lo que pudieran tener en el futuro (su estado de bienestar, vacaciones, coche, ropas de marca y de mercadillo), todo. Y es que estos seres sin nombre y apellidos no se conforman con cualquier cosa. Ahora quieren llevarse a todo un país por delante con la excusa de que ha sido un niño malo que no ha hecho los deberes, los deberes que ellos quieren, claro. Así que aquí estamos, estudiando a toda marcha por si aprobamos algo en febrero.

De momento, muchos papás ya están en paro y otros tendrán que seguir trabajando hasta que el cuerpo aguante o lleguen a los sesenta y siete años. No sé si servirá para algo tanto esfuerzo, casi siempre de los mismos, pero me da a mí que estos mercados son insaciables, después querrán más, tal vez, nuestra moneda. Siempre poniéndonos tareas y siempre examinándonos, pero- ¿quién pone tareas y quién examina a los mercados ?

¡Ah!, olvidaba que son seres indómitos y temidos, a los que los políticos suelen echar la culpa de todo para justificar sus deficiencias, insuficiencias e inoperancias. De qué sirve mi voto, si por encima de todo están los mercados ?

Francisco Martín Aparicio **

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