Hablar de esqueletos da un poco de yuyu, la verdad, sobre todo en este país de gordos insumisos y publicidades pro-anoréxicas. El esqueleto es, sabemos, la urdimbre del cuerpo, trasladado por la metáfora a organismos, entidades y, ahora, hasta al Estado. Pero es también, más popularmente, la imagen de la miseria, del hambre, de la sequía, de la escasez absoluta y de la muerte.

Para llegar al esqueleto hace falta haber eliminado piel, grasa, músculos, vísceras, venas y nervios, es decir, haber sufrido o provocado un deterioro tal, una destrucción tan absoluta, que sólo queden los restos más despreciables, lo que no quieren ya ni los gusanos. Oír decir al presidente del Gobierno español que el PSOE, o el señor Zapatero, que aquí parece que sólo manda, piensa y actúa uno, va a romper el esqueleto de España, me pareció, cuando menos, alarmante. Viendo las bajadas de los tipos de interés y la constante y trágica subida de las pateras, los españoles habíamos llegado a pensar que éramos un país fuerte, musculoso, sano: lo que se dice, cachas.

Suponer que los socialistas van a romper el esqueleto del Estado significa aceptar que van a gobernar a partir de marzo. Si para llegar al esqueleto hay que desollar, descuartizar, filetear y mondar uno por uno los huesos, ¿habrá querido decir "van a romper el esqueleto de España, que es lo único que les voy a dejar"? Y si al señor Aznar le quedan dos meses de viajes al extranjero (es lo que hacen todos cuando van a dejar el cargo, no sé si se han fijado), insulto va, exabrupto viene a los contrarios, ¿qué resto de programa de gobierno tiene? ¿O estamos ya en los mismos y esto es Matrix , una pura realidad virtual? Por lo menos en la trilogía informática hay mucho calamar...

Atando telediarios, no me extrañan nada las lágrimas secas (¡ese pañuelo!) del otro día.