Los humedales constituyen una parte fundamental y singular de los ecosistemas vinculados al agua caracterizados por su diversidad en origen, tamaño, características y funcionalidad. Sin embargo, hay elementos que los unen; posiblemente el principal sea que se trata de espacios que en sí mismos suponen una garantía de futuro y una oportunidad para las poblaciones en cuyo territorio se insertan.

Los humedales --nos lo recuerda la celebración hoy del Día Mundial-- son un potente instrumento para combatir el cambio climático y un espacio en los que podemos percibir y evaluar la variabilidad climática que puede hacernos más vulnerable si no ponemos en marcha estrategias y decisiones colectivas e individuales que nos ayuden a preservarlos y mantenerlos.

El mantenimiento de estos espacios singulariza nuestro territorio, lo hace más rico y diverso, contribuyendo de un modo notable a la preservación y potenciación de la biodiversidad; algo que debemos hacer a diario y en lo que insistir especialmente este año, declarado por Naciones Unidas como año de la biodiversidad.

Las acciones en los humedales están en coordinación con la política y gestión del agua y con las directivas de agua, hábitat y aves, entre otras. Una política de agua que, en el ámbito del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, se impulsa activa y decididamente desde la Secretaría de Estado de Medio Rural y Aguas, y se gestiona y aplica, en el ámbito de sus competencias, desde la Dirección General del Agua y las Confederaciones Hidrográficas; una política de agua que además se articula con las acciones en materia de desarrollo rural y biodiversidad. La apuesta por los humedales tiene que ver con la apuesta por la calidad de las aguas superficiales y subterráneas, con la recuperación de cauces, márgenes y riberas, y la funcionalidad natural de los ecosistemas. La política de aguas no es un referente abstracto al insertar nuestras acciones en un territorio vivo, sentido y percibido desde antiguo. Un territorio vivido, para vivir y compartir en el que las oportunidades surgen de la combinación de recursos, compromisos, políticos y personales, y de las capacidades sociales e institucionales.

Cuando en el marco de la gestión que desarrolla la política de aguas atendemos las necesidades de abastecimiento o depuramos las aguas; cuando preservamos nuestros cauces o nos preocupamos por las aguas subterráneas y superficiales; cuando desarrollamos labores de educación y sensibilización ambiental o generamos espacios de entendimiento de nuestro entorno, damos respuesta a las necesidades de la sociedad. Pero así también contribuimos a la mejora de la calidad de vida, defendemos nuestros humedales y damos más oportunidades a los territorios y grupos humanos que en ellos habitan y que los han protegido a lo largo del tiempo.

XEL GUADIANAx, el río europeo por antonomasia, es uno de los cursos de agua ibéricos en los que los humedales tienen una mayor importancia por su magnitud y significado. Los más recientes y construidos en las últimas décadas, son un referente de multifuncionalidad pues se realizaron con uno o varios fines (regulación, abastecimiento, regadíos o producción energética) se han convertido en centros de atención y atracción natural y de actividades humanas. Su enorme potencial medioambiental los ha convertido en muchos casos en referentes de la Red Natura por su elevada biodiversidad, generando un paisaje nuevo y una oportunidad territorial para los usos turísticos y de ocio. Un hecho que se pone especialmente de manifiesto en la cuenca media y baja del Guadiana, sin que falten en la cuenca alta.

Los humedales naturales, permanentes o temporales, completan un panorama sorprendente en el Guadiana y tienen una relevancia especial en la cuenca alta. El reconocimiento internacional de Las Tablas de Daimiel, las lagunas de Alcazar de San Juan Manjavaca, el Hito, de la Vega y de Prado, o las extremeñas de Orellana y La Albuera es muy importante. No lo es menos que otros espacios como Las lagunas de Ruidera o en las marismas del río Carreras en Huelva sean reconocidas en el ámbito nacional. Reconocimientos que nos hablan de calidad territorial y de capacidad de la sociedad para preservarlos.

Todos estos humedales mostrarán a lo largo de la primavera una imagen espectacular que debemos disfrutar y compartir, pero que debe servir para comprometernos con su preservación y mantenimiento. Si lo hacemos, en el ámbito de las competencias que en cada caso tengamos, si lo seguimos haciendo concertadamente con instituciones y el conjunto de la población, será una garantía de futuro para la sociedad del Guadiana y del Planeta. De este modo contribuiremos, aun cuando sea modestamente, a preservar un patrimonio natural del solo somos depositarios pero que proporcionará un mayor disfrute y oportunidades a nuestros hijos.

*Presidente de la Confederación

Hidrográfica del Guadiana.