El humorismo, según la RAE, puede definirse como «el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas». Esto sería lo que parecen buscar las chirigotas de Cádiz en sus intervenciones, o eso es lo que yo creía hasta que he visto la chirigota La familia verdugo. De verdugos quisiera solamente recordar el de Berlanga, porque esta incitación al jolgorio ante una persona condenada a muerte no creo que sirva mucho a la reconciliación que partidos como el de la señora Inés Arrimadas demandan tras las últimas elecciones. Por otra parte, si la actuación mencionada se alinea con la defensa de los valores patrios, les propongo que se olviden de la guillotina, demasiado afrancesada, y vuelvan a lo autóctono y genuinamente español: el garrote vil.