TAt principios de los años setenta, viviendo en zonas de la emigración interior, a donde tantos miles de extremeños fuimos a buscarnos el pan y el porvenir, recuerdo el intenso sentimiento de identidad común que se tenía en aquellas barriadas periféricas de las grandes ciudades, en los hogares extremeños que se constituían. Al volver en vacaciones cada año, notábamos que esa fuerza interior de unidad aún no había brotado en nuestros pueblos, en los que las rivalidades eran no sólo provinciales sino comarcales y hasta municipales, sin apenas impulso de proyecto compartido.

Con la llegada de la democracia y las primeras inquietudes autonómicas, fue cuajando aquel impulso, reafirmado en los que desde fuera veían nuestra región como un todo, como un legado histórico, social, económico, cultural, sentimental... con raíces hundidas en los siglos, asentadas en el fondo de nuestro ser colectivo. Y serían los años ochenta los que irían consolidando la disposición masiva a expresar este sentimiento de comunidad, esta identidad extremeña que hoy es indiscutible, y lo que importa tanto: motivo de satisfacción personal y colectiva.

El sentimiento de minusvalía que los extremeños hemos tenido tantas veces en nuestra historia, especialmente en la contemporánea, ha ido desapareciendo y siendo relevado por el orgullo de lo nuestro, por la interiorización de un sentimiento asumido satisfactoriamente. En ello ha influido de forma decisiva la conformación y consolidación de la comunidad autónoma, con su Estatuto, su Asamblea, su Gobierno propio, la gestión positiva de estos organismos, a los que podremos criticar puntualmente, pero que han elevado nuestra autoestima y calidad de vida hasta niveles que en aquellos años setenta, y no digamos antes, no podíamos soñar.

Ahora lo celebramos con el Día de Extremadura en cada pueblo, en cada rincón de dentro y de los puntos tan extendidos por todo el mundo entero de nuestra emigración. Es un motivo de alegría y un estímulo más para impulsar nuestro trabajo exigente con nosotros mismos; para seguir haciendo de nuestra tierra este hogar común de convivencia y orgullo en que la inmensa mayoría estamos empeñados.

*Historiador y portavoz del PSOE enel Ayuntamiento de Badajoz