En estos idus de marzo de 2009 los españoles decentes no olvidamos que hace poco más de cinco años saltó Madrid en pedazos, y España con el corazón ensangrentado sufrió el mayor horror de la democracia. Una nueva forma de terror abría un negro horizonte de desesperanza, miedo y desconcierto en un país largamente castigado por esa lacra: la España rica, soberbia con los inmigrantes y prepotente en las Azores de aquel Aznar tan contento de haberse conocido. Un abismo se abrió entonces ante los ojos de todos los españoles lúcidos. Un nuevo tipo de guerra, la del terrorismo internacional, que se ceba en la inerme e inocente población civil inauguraba el siglo XXI en un escalofriante 11-S alcanzando a nuestra patria tres años después, seguramente gracias al ardor guerrero de cierto gobernante. A los tres días, el PP, favorito en todas las encuestas, perdía en las urnas y ganaba un casi desconocido político al que algunos apodaban bambi. Estamos pues de aniversarios. Pero la memoria es flaca. Hace cinco años que el PSOE vencía en sus primeras elecciones tras la era Aznar poco después de la tragedia y uno que ganaba las segundas. Bambi es ahora ZP, y aunque no ha encanecido en un lustro lo que Obama en un mes, ha celebrado el año de su victoria electoral con vergonzante baja intensidad pues su principal logro es una España devorada por la crisis. A pesar de ella, el quinto aniversario de la masacre debería habernos unido en el justo homenaje al dolor de todos, pero este año sin elecciones generales no precisa farisaicas conmemoraciones como el pasado, y los dos principales partidos muestran su auténtica cara en un escenario podrido, enzarzados en oscuros manejos y jaleados por su respectivas prensas sectarias. Sordos por la ambición, incapaces de ofrecer el necesario homenaje a los 191 inocentes relegados a un olvido igual a la misma muerte representan sus esperpentos de espías, trajes y jueces de voz aflautada. ¡Asco de clase política que despacha con un minuto de silencio en el Congreso de los Diputados cinco años de inconsolable dolor por los ausentes!